25 de años de prevención en Proyecto Hombre
Autor: Alfonso Arana Marquina, presidente Asociación Proyecto Hombre
La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño exige medidas adecuadas para proteger a los menores de la producción, el tráfico y el uso ilícito de sustancias. El Documento Final de la Sesión Especial de la Asamblea de Naciones Unidas (UNGASS) de 2016 insta a adoptar medidas de prevención eficaces, prácticas y adecuadas a la edad, adaptadas a las necesidades específicas de menores y jóvenes. Hace más de 25 años en los centros de Proyecto Hombre se vio que la prevención en jóvenes y su entorno familiar era algo necesario. La demanda llamaba a la puerta y necesitaba una respuesta. Para responder a esta necesidad nacieron los programas de prevención de consumo de drogas y conductas de riesgo en jóvenes. Hoy en día, hemos podido comprobar en este side event y en otros eventos similares que el trabajo que venimos realizando converge con las líneas que desde instituciones supranacionales se anima a los gobiernos a llevar a cabo.
El pasado 15 de marzo se realizó un side event en Viena durante la 66ª Sesión de la Comisión de Drogas Narcóticas de Naciones Unidas organizado por la Asociación Proyecto Hombre, donde se expuso el impacto de las drogas en menores y la necesidad de dar respuestas efectivas. Siguiendo la línea marcada en la 65ª sesión de la CDNNU se expuso la importancia de la prevención temprana, siendo esta integral y siguiendo la evidencia científica, idea con la que se trabaja desde la Asociación Proyecto Hombre en programas como Proyecto Joven. Durante el evento se dio a conocer el trabajo realizado en diferentes áreas de la prevención con menores, desde la prevención indicada –Proyecto Joven–, hasta programas de prevención universal como es el caso de Juego de llaves, pasando por programas de prevención selectiva como es el caso de Rompecabezas (Jóvenes) y A tiempo (Familias).
La adolescencia, periodo por el que todas las personas pasan de forma irremediable, es un punto de inflexión en la vida. El momento donde te planteas qué quieres hacer y qué quieres ser. Es un momento vital donde se desarrollan facetas de la personalidad muy relevantes y donde un buen acompañamiento puede ayudar a crearse un buen concepto personal propio, tener una buena autoestima y aprender a gestionar correctamente las emociones. Es el momento de poner las bases para la realización de un proyecto de vida personal, algo que para la persona adolescente es algo borroso en la distancia, pero que con un buen acompañamiento podrá conseguir un buen criterio que le acompañe en la toma de decisiones, asumiendo las pérdidas y ganancias que toda decisión conlleva y le sirva para generar unas relaciones positivas tanto con sus familiares como con sus iguales.
Proyecto Joven
Más allá del consumo de drogas y desde un enfoque biopsicosocial, Proyecto Joven ha atendido durante este cuarto de siglo a más de 48.000 adolescentes y a más de 100.000 madres y padres. Nuestro programa se centra en la atención personal y atiende también a su familia para acompañar a las personas jóvenes que se están construyendo y definiendo a lo largo de su adolescencia. Buscando potenciar los factores de protección frente a los factores de riesgo, identificándolos y ofreciendo herramientas para abordar esta problemática multifactorial desde todos los ámbitos necesarios; físicos, psicológicos y sociales.
El trabajo con las personas adolescentes se diseña a la medida de cada persona, manteniendo además la confidencialidad respecto a sus familias que también participan en este programa con terapeutas diferentes al de las personas adolescentes y trabajando diferentes áreas que son relevantes en el desarrollo personal. Áreas como la personal, donde se interviene en cuestiones como la identidad y la autoimagen, el control de los impulsos o los estereotipos y mandatos de género que construyen la personalidad de la persona adolescente. O a evaluar las posibles conductas de riesgo que se puedan tener, confrontarlas con la familia y entender las diferentes percepciones del riesgo. También es importante trabajar en el área ocupacional, caminando hacia la conversión los estudios o las primeras incursiones en el ámbito laboral de un factor de riesgo a un factor de protección. Con una buena relación educativo-terapéutica, cuestión fundamental al igual que en cualquier otro programa, se pueden buscar acuerdos y negociaciones a través de encuentros familiares que ayuden a las personas jóvenes que se encuentras ante factores de riesgo a abordarlos de una mejor manera y solucionar los problemas derivados de posibles consumos de drogas o de otro tipo de conductas de riesgo.
Pero la atención a las personas adolescentes es solo una parte. Por otra parte está la atención a las familias. Desde una marentealidad y parentalidad positivas, el trabajo con las familias busca desarrollar unas áreas diferentes. Áreas que pueden ayudar a comprender mejor y adquirir unas mejores competencias y capacidades que serán de utilidad en la construcción de la relación con sus hijas e hijos. Se ofrece una información cierta sobre las drogas y otras conductas de riesgo, que permita entender la problemática de forma correcta, sus implicaciones y los efectos que puede generar sobre sus hijas e hijos. También se busca desarrollar habilidades de comunicación y resolución de conflictos. Una comunicación no violenta, escuchando y reconociendo crea unos vínculos afectivos cálidos. Tener conocimientos y habilidades para manejar las contingencias que puedan ocurrir se convierte en algo útil a la hora de reaccionar ante situaciones de tensión que puedan darse en la relación materno-filial. De esta manera, se consiguen reducir los niveles de ansiedad y depresión, generando una relación más respetuosa y más equilibrada.
Las entrevistas individuales, los grupos de jóvenes, seguido de encuentros familiares y el aula de apoyo en el caso de las personas jóvenes o la Escuela de Madres y Padres en el caso de sus familias son las distintas etapas por las que se transita a lo largo de este programa.
El perfil de las personas jóvenes que participan en este programa es mayoritariamente masculino, un 76% frente a un 24% de mujeres y con una media de edad de 16,7 años. Las personas familiares que participan en este programa son en general las madres, el 56%, frente al 44% de padres y con una media de edad de 47,5 años. Los motivos para solicitar ayuda son variados y pueden darse de forma conjunta, siendo el consumo de sustancias en dos tercios de los casos el que más se refiere, seguido por conductas conflictivas, problemas judiciales y problemas familiares entre otros. Por otra parte, la sustancia o conducta problema que se refiere, que también suele darse más de una de forma combinada es el cannabis en primer lugar, seguido por el alcohol y el tabaco. Solo el 5% de las solicitudes refieren problemas con las TIC. En lo que a consumos se refiere, una vez estudiados los casos se observa que la prevalencia de consumo de sustancias en el último año es del 84% en el caso del alcohol, del 78% en el caso del tabaco y del 77% en el caso del cannabis.
Gráfico 1- Informe Programas Jóvenes 2022, Asociación Proyecto Hombre
Gráfico 2- Informe Programas Jóvenes 2022, Asociación Proyecto Hombre
Programas de prevención selectiva y universal
Además del programa de prevención indicada, desde Proyecto Hombre se desarrollan también programas de prevención selectiva, para grupos identificados con ciertos factores de riesgo como son los programas Rompecabezas en el caso de las personas jóvenes y A tiempo para sus familias, que han atendido ya a más de 124.000 personas.
El programa de prevención universal, conocido como Juego de llaves, en el que han participado 1.357.181 personas en el tiempo que se ha desarrollado es un programa dirigido a los centros educativos y orientado a educación primaria y secundaria, se realiza junto a la Universidad de Oviedo y el apoyo tanto del Gobierno de España mediante el Plan Nacional Sobre Drogas y la colaboración de la UNOCDC-PTRS
La importancia de la formación
Todos los programas que se llevan a cabo se realizan desde la evidencia científica, es por eso que resulta imprescindible la formación. La colaboración con centros educativos, como es el caso del programa Juego de llaves con la Universidad de Oviedo, y la formación de las personas profesionales que atienden estos programas es un valor necesario para el éxito de estos programas. Además, tanto la realidad que nos rodea, como las generaciones y el conocimiento científico cambia con el paso del tiempo. De ahí la especial relevancia de la formación continua y la actualización constante tanto de los programas como de las personas profesionales que trabajan en ellos, siendo capaces de adaptarse a las necesidades que pudieran surgir y de responder a los nuevos retos que se presenten en el futuro.
El fruto de la prevención
La prevención es un campo donde hay a quien le cuesta ver el fruto, pero lo hay y es muy positivo. Si solamente nos fijamos en lo estrictamente material, el retorno social objetivo por inversión es de 5,58€ por cada euro que se invierte en este tipo de programas. Invertir en la juventud es invertir en nuestro futuro y cultivar el gran tesoro de nuestra sociedad. Sin duda, un retorno de cinco veces y media la inversión debe animarnos a persistir en este tipo de programas y a las instituciones a continuar con el apoyo necesario para desplegar y fortalecer estos programas de prevención en la adolescencia.
Pero más allá de lo material está el bienestar de las personas. El 68% de las personas adolescentes y el 76% de los familiares terminan de forma positiva el programa. Para ver los efectos positivos de los programas de prevención podemos acudir a la investigación de la Dra. Sonia Ituráin que realizo en 2017. Midiendo el estado emocional que manifestaban las madres y padres antes, después del proceso de intervención y durante el periodo de seguimiento del mismo se pudo observar que las variables de depresión, ansiedad y hostilidad se reducían en más de un 20%, mejorando así su salud y también la capacidad para tener unas mejores relaciones sociales.
Gráfico 3- Evaluación de los resultados de la intervención familiar en programas de prevención indicada para adolescentes con conductas de riesgo, de Sonia Ituráin, 2017, UPNA
Programas efectivos, integrales y basados en la evidencia científica son la necesaria respuesta ante el impacto que las drogas y las conductas de riesgo tienen entre los jóvenes. Esa fue la resolución adoptada en la 65ª sesión de la CND y así se expresó en el side event que pudimos compartir con otras entidades el pasado marzo, donde reivindicamos la necesidad de esta clase de respuestas ante tal problemática. El trabajo en red de todos los actores será crucial para alcanzar este objetivo. Nuestro trabajo diario en los diferentes programas para jóvenes será crucial para alcanzar este objetivo.