TFM: Eficacia de las terapias de tercera generación para adolescentes y jóvenes consumidores de drogas
Noemí de Con García. Psicóloga. Máster en Intervención Criminológica y Victimológica. Terapeuta en el Área de Prevención en la Fundación Noray Proyecto Hombre Alicante.
INTRODUCCIÓN
Entre las intervenciones emergentes para el abordaje de adicciones se encuentran las terapias de tercera generación. Surgidas desde la tradición conductual y manteniendo características comunes, dan énfasis al cambio contextual y promueven repertorios comportamentales flexibles, que permiten el desarrollo de la persona en lugar de hacer desaparecer una conducta (Zambrano y Camargo, 2017). Este tipo de terapias no se centra en la eliminación, cambio o alteración de la cognición o el pensamiento, sino que su propósito es modificar la función psicológica a través de la alteración de contextos verbales (Mañas, 2007). En este grupo se incluyen entre otras la terapia dialéctico-comportamental (DBT), la terapia de aceptación y compromiso (ACT) y los programas basados en mindfulness.
Los estudios en terapias de tercera generación han aumentado en los últimos años en niños y niñas y adolescentes. Entre sus resultados se han detectado efectos significativos en una amplia variedad de intervenciones incluyendo gestión de problemas, autocontrol, atención y gestión emocional (Zack, Saekow, Kelly y Radke, 2014), así como otros efectos beneficiosos con respecto al estrés psicológico y el consumo problemático de alcohol (Lerma et al., 2015). Además de sus resultados, estas terapias son apropiadas para esta población por el uso que hacen de metáforas y otros ejercicios experienciales, haciéndoles accesibles conceptos que normalmente suelen ser muy abstractos para ellos y ellas, a través de la experiencia y la capacidad de pensar en términos menos literales (Greco y Hayes, 2008).
Por todo ello, el objetivo del trabajo llevado a cabo fue analizar de forma sistemática la eficacia de las terapias de tercera generación en la intervención con jóvenes y adolescentes con consumo de drogas y/o otras adicciones sin sustancia.
MÉTODO
Se llevó a cabo una revisión sistemática de estudios relacionados con las terapias de tercera generación en adolescentes o jóvenes con abuso de sustancias, así como tecnologías de la información y la comunicación (TIC). La búsqueda se hizo en el servidor de Web of Science y sus respectivas bases de datos disponibles a través de la Universidad de Oviedo. Los criterios de inclusión empleados para la selección de los estudios fueron:
a) Publicaciones en inglés y español.
b) Artículos empíricos publicados en revistas científicas.
c) Adolescentes o jóvenes de edades comprendidas desde los 12 hasta los 18 años.
d) Analizar la eficacia de terapias de tercera generación para la intervención sobre el uso/abuso de sustancias y/o TIC.
e) Estudios controlados aleatorizados, cuasi-experimentales y piloto.
RESULTADOS
La suma total de adolescentes analizados en los estudios ascendió a 1.979, con edades comprendidas desde los 12 y los 26 años, en su mayoría hombres, e incluso en una investigación la totalidad de la muestra estuvo compuesta por varones (Himelstein, Saul y García-Romeu, 2015). La población fue escogida en diferentes contextos: centros educativos (colegios e institutos), centros de tratamiento en régimen residencial y de día, centro de internamiento de menores, campamentos de reeducación y servicios de salud, en concreto, clínicas de salud mental y centros de salud, alguno de ellos incluido dentro del centro educativo.
Los perfiles de consumo detectados destacan por su inespecificidad, incluían muestras con consumo de varias sustancias entre ellas sobresalen el alcohol y el cannabis, pero también aparecieron otras como estimulantes, opiáceos, inhalantes, fármacos sin prescripción y alucinógenos. Entre los artículos se encontraron excepciones, uno de los estudios se centró en el consumo de alcohol, tabaco y cigarrillos electrónicos (Pentz, Riggs y Warren, 2016) y otro con el objetivo del estudio ligado al consumo de opiáceos exclusivamente (Wilson et al., 2017). Es importante conocer que no se encontraron artículos relacionados con el uso o abuso de TIC en población infantojuvenil.
CONCLUSIONES
En general, los resultados obtenidos tras el análisis de los estudios concluían que, entre las terapias de tercera generación, hay resultados prometedores para el tratamiento de uso de sustancias entre jóvenes y adolescentes, aunque los resultados son preliminares.
En los estudios centrados en la terapia mindfulness se observó una relación directa entre la atención plena y la abstinencia del consumo de algunas sustancias en concreto, alcohol y cannabis. Se obtuvieron resultados similares en ACT (Terapia de Aceptación y Compromiso) en las que los porcentajes de éxito superaban la mitad de la muestra. Las terapias de tercera generación para la intervención en trastorno por uso de sustancias (TUS) logran menores tasas de uso y consumo excesivo de alcohol comparados con otras terapias para este mismo tratamiento.
La DBT (Terapia Dialéctica Conductual) en población adulta muestra resultados eficaces en este tratamiento, al igual que los resultados adquiridos en el estudio que combinó está terapia con mindfulness en adolescentes.
Además, existe evidencia de que este tipo de terapias son útiles en este ámbito ya que no se centran directamente en reducir el consumo de las sustancias, lo que la hace más atractiva para las personas que se encuentran ambivalentes (Byrne et al., 2018).
Los resultados extraídos del trabajo contienen limitaciones derivadas de los estudios revisados y del propio trabajo. La mayoría de los estudios no fueron controlados aleatorizados, por lo que no se puede asegurar que los cambios aparecidos puedan ser debidos al tratamiento o a otras intervenciones o factores no controlados. En algunos casos, el tamaño de la muestra era reducido o el contexto donde se llevó a cabo el estudio como centros de detención o campamentos de detención, podrían haber sesgado los resultados.
En definitiva, la relación existente entre esta nueva generación de terapias y la etapa de la adolescencia muestra resultados prometedores que necesitan de una investigación más exhaustiva. Para ello se proponen futuras líneas de trabajo:
- Estudios experimentales que incluyan un diseño controlado aleatorizado que permitan generalizar los resultados e intervenir en muestras más numerosas.
- Diseñar y evaluar programas de prevención.
- Intervenir en abuso de TIC, juego de apuestas u otras adicciones comportamentales en población adolescente.
BIBLIOGRAFIA
Greco, L. y Hayes, S. (Eds.). (2008). Acceptance and mindfulness treatments for children and adolescents: A practitioner’s guide. New Harbinger Publications
Himelstein, S., Saul, S. y García-Romeu, A. (2015). Does mindfulness meditation increase effectiveness of substance abuse treatment with incarcerated youth? A pilot randomized controlled trial. Mindfulness, 6, 1472-1480.
Lerma, J., Steinebach, P., Carvajal, F., Ulloa, V., Cid, C. y Langer, A. (2015). Factores de riesgo asociados al consumo problemático de alcohol en la adolescencia: El rol preventivo de mindfulness. Psychology, Society and Education, 7(1), 57-69.
Mañas, I. (2007). Nuevas terapias psicológicas: La tercera ola de terapias de conducta o terapias de tercera generación. Gaceta de Psicología, 40, 26-34.
Pentz, M., Riggs, N. y Warren, C. (2016). Improving substance use prevention efforts with executive function training. Drug and Alcohol Dependence, 163, 554-559.
Zack, S., Saekow, J., Kelly, M. y Radke, A. (2014). Mindfulness based interventions for youth. Journal of Rational-Emotive and Cognitive Behavior Therapy, 32(1), 44-56.
Zambrano, S., Camargo, L., Jerez, J., Gómez, G. y Perea, L. (2017). Análisis bibliométrico de intervenciones basadas en terapia de tercera generación para niños y adolescentes en Iberoamérica y Europa. Diversitas: Perspectivas en Psicología, 14(1), 83-96.