ENTREVISTA: Rowdy Yates, expresidente de la Federación Europea de Comunidades Terapeúticas (EFTC) - Proyecto Hombre

ENTREVISTA: Rowdy Yates, expresidente de la Federación Europea de Comunidades Terapeúticas (EFTC)

Autor: Asociación Proyecto Hombre 20/03/2020     

Rowdy Yates cuenta con una larga trayectoria en el campo de las comunidades terapéuticas. Es Miembro Honorario Senior de la Universidad de Stirling (Escocia) y ha sido facilitador del Grupo Escocés de Estudios sobre Adicciones en la Facultad de Ciencias Sociales de esta misma institución. Ha trabajado en el área sustancias unos 45 años y, previamente, fue director y cofundador de un colectivo de exusuarios, posteriormente llamado Lifeline Project (Proyecto Salvavidas). Además ha publicado numerosos artículos sobre adicciones, así como varios libros sobre comunidades terapéuticas, servicios de deshabituación de alcohol y otras drogas. También cuenta con premios que avalan su implicación en el movimiento de las comunidades terapéuticas. Actualmente es director ejecutivo de EWODOR (Grupo de Trabajo Europeo de Investigación de Drogas). Tras seis años como presidente de la Federación Europea de Comunidades Terapéuticas, ahora da el relevo a Phaedon Kaloterakis.

¿Qué es la EFTC y cuáles son sus metas?

La EFTC se fundó en 1981. Su primer presidente fue Eric Broekaert y sus objetivos entonces (y que se mantienen) eran: proveer una red de soporte para organizaciones que usen el modelo de comunidad terapéutica (CT); utilizar los recursos de esas redes para empoderar y apoyar a las nuevas CT en Europa; e impulsar el trabajo colaborativo entre los profesionales de CT y los investigadores para ampliar la evidencia de las CT como una intervención efectiva. Esto hace que la EFTC sea una de las mayores redes de tratamiento y con mayor trayectoria en Europa.

¿Cómo describirías tu experiencia como president de la EFTC?

Primero, diría que me sentí extremadamente honrado de que mi nombre se propusiera. De hecho, al principio no estaba nada seguro de que fuese el candidato apropiado. Después, mis predecesores como presidentes habían sido todos profesionales de CT mientras que yo era un investigador académico. Durante algunos años, he sido vicepresidente con una responsabilidad en cuanto a formación e investigación, por lo que adquirí una idea de cómo trabaja la Federación y qué más necesitaba que se hiciera. Además, fue muy afortunado de que mi predecesor inmediato, Anthony Slater, dejara la Federación en muy buen  estado, por lo que no tuve que preocuparme demasiado por la lucha por sobrevivir o competir contra facciones internas, o similar. Sinceramente, he disfrutado mucho de mis seis años como presidente. El que mi presidencia haya sido buena para la Federación, lo deben juzgar otros, por supuesto. Pero durante esos seis años hemos incluido más miembros (ahora contamos con 70 organizaciones miembro en 27 países europeos y miembros asociados de Israel, Líbano, Irán, Colombia, EEUU y Japón) y hemos sido capaces de consolidar nuestras relaciones con un números de organizaciones “hermanas”. Además, hemos reforzado nuestra capacidad de análisis, establecido un grupo de debate online, una página de Facebook, nutrido nuestros enlaces al Diario Internacional de Comunidades Terapéuticas y organizado cuatro conferencias de mucho éxito. Asimismo, organismos miembros han posibilitado el desarrollo de nuevas CT (más notablemente en Europa del Este) y han establecido un importante programa de intercambio de personal. Merece la pena recordar que todos esos logros se han conseguido sin recursos financieros externos, más allá de las cuotas de nuestros socios.

“En términos de oferta y modas de uso de drogas, diría que probablemente estos son los tiempos más turbulentos desde los inicios de los años 70”

¿Cómo ves el  movimiento de las CT en Europa?

Creo que este movimiento se está recuperando de manera gradual después de dos décadas de marginación en el campo del tratamiento de adicciones. Aunque en Europa Occidental en particular, la tendencia dominante en tratamiento siga siendo la sustitución de opioides (OST- más frecuentemente la prescripción de metadona), los resultados a largo plazo (y costes) de este enfoque están siendo claros y el panorama no es alentador en cuanto a legisladores y comisionados. En los últimos años, eso ha llevado a muchos países europeos a un intento de revisión del valor de los tratamientos de CT y sus costes respectivos. Esto parece particularmente cierto en los estados de Europa del Este donde los miembros de la comisión han reculado en cuanto a los costes a largo plazo de los los tratamientos de sustitución de opioides y en muchos casos han optado por intervenciones más intensas (e inicialmente más costosas). Por tanto, creo que el movimiento de las CT en Europa está en muy buena forma. Ha habido cierta pérdida de fidelidad del modelo (a la vez que una presión constante para reducir la duración de los programas) y esto ha tenido un impacto en los resultados, pero cada vez soy más consciente que las CT en Europa reconocen esas dificultades y las superan.

¿A qué retos nos enfrentamos hoy en adicciones?

Las CT siguen enfrentándose a muchos retos, entre los cuales cabe destacar la percepción de que son más costosas económicamente que otras intervenciones siendo vistas como un tratamiento de último recursos. Mientras, hay un conjunto de evidencias que desaprueba esta visión de los costes comparativos, en lo que sin duda hemos fallado al no discutir lo suficiente o al no haber sido lo bastante claros. Esta idea equivocada del coste lleva a una presión para reducir la duración de los programas y a referir a los individuos más caóticos y con peor pronóstico a programas de CT,  menoscabando nuestros resultados. Además sería necesario un estudio definitivo (o estudios) dirigidos en Europa para explicar los costes comparativos a largo plazo entre varios tratamientos de intervención y los no tratamientos. Probablemente esta sea una tarea para mi sucesor, Phaedon Kaloterakis, y su equipo. Creo que la EFTC es un buen lugar para facilitar dichos estudios. Un punto de partida podría ser la comparación a largo plazo del resultado de las CT donde la duración del programa haya permanecido óptima con aquellas cuyos programas se hayan recortado en el tiempo drásticamente. Mi visión personal es que mientras que los programas cortos aportan ahorros significativos, los programas más a largo plazo (como aquellos que dieron resultaron dramáticos en los inicios del movimiento de las CT) podrían ofrecer mayores ahorros y así resultarían atractivos a los miembros del comité, si ese caso se presenta apropiadamente.

Comparándola con años anteriores ¿la situación ha empeorado?

Este tipo de preguntas siempre son difíciles de contestar ya que hay cuestiones relativas. Por ejemplo, en la pasada década desde el crash financiero de 2008, los servicios de tratamiento en particular sufrieron un fuerte golpe y muchos de ellos en el tercer sector (ONGs) han tenido que reducir su capacidad, algunos incluso teniendo que cerrar. Pero, ¿esto quiere decir que la situación ahora es peor que los años 70 cuando en la mayoría de países europeos no existía una red de tratamiento frente a un creciente problema de abuso de drogas? Como he dicho antes, en las dos décadas anteriores se ha visto un regreso dentro del tratamiento convencional a un planteamiento del modelo de la enfermedad de facto; con las terapias de sustitución de opioides convirtiéndose en la modalidad de tratamiento dominante  y esto ha dejado de lado los tratamientos basados en la abstinencia, como las CT. En términos de consumo actual, estamos en un punto en el que las cosas están cambiando rápidamente. Los usuarios de heroína parecen haberse difuminado en la mayoría de países de europeos, mientras que la cocaína se está convirtiendo en una sustancia mucho más popular. Además, las nuevas sustancias psicoactivas se están haciendo cada vez más famosas y el alcohol vuelve a ser parte del abanico de drogas que los jóvenes consumen (en la mayoría de los casos simultáneamente). Ciertamente, en términos de oferta y modas de uso de drogas, diría que probablemente estos son los tiempos más turbulentos desde los inicios de los años 70.

¿Qué más se puede hacer para cambiar el problema de las drogas en la sociedad?

Creo que necesitamos comenzar a contemplar las intervenciones terapéuticas orientadas a la recuperación como servicios mucho más completos y a más largo plazo que las intervenciones médicas. Eso significa reconocer que la adicción es un trastorno multifacético que requiere respuestas de un amplio espectro de agentes, siendo una pequeña parte la intervención médica. Necesitamos reconocer que esta es una condición crónicamente recurrente en  la que las personas requerirán apoyo a largo plazo. En términos del movimiento de las CT, deberíamos defender con mayor firmeza que los programas de tratamiento largos son significativamente más económicos que los actuales con lo que contamos, más cortos, y necesitamos esforzarnos más por desarrollar y sostener servicios post-tratamiento.

¿Qué se necesita desde los gobiernos?

Necesitamos educar a los gobiernos en términos de que entiendan que, en primer lugar, la adicción no es una enfermedad incurable (de hecho, no es una enfermedad) y, en segundo lugar, que sería necesario adoptar una visión de los costes de intervención más a largo plazo. Si se mira año a año, prescribir metadona parecerá una opción relativamente económica, más que el tratamiento residencial. En parte esto se debe a que con prescripciones a largo plazo, muchos costes (seguridad, alojamiento, desempleo, el tiempo en tribunales, visitas al hospital, etc.) se ocultan eficazmente. Además, en parte esto es porque los gobiernos no tienen una visión a largo plazo (digamos a diez o veinte años vista). En una década o así, el tiempo en una CT será ciertamente un coste menor a la sociedad que las prescripciones de por vida.

¿Y de la sociedad civil?

Nosotros (proveedores de tratamiento, líderes civiles, políticos, etc.) debemos abordar urgentemente la percepción actual del abuso de drogas como una actividad criminal y encuadrarla como un problema permanente de salud pública y de educación. Descriminalizar la posesión personal contribuiría a cambiar la opinión pública; la defensa de la recuperación y la celebración de los logros de antiguas personas con adicción ayudarían a desautorizar la actual percepción de que la adicción es una enfermedad incurable. Dicho esto, por nuestra experiencia en el movimiento de las CT, sabemos que una recuperación a largo plazo es difícil de sostener. En ese sentido, necesitamos alentar a líderes civiles, empleados locales, familias de personas con adicción a  que trabajen conscientemente en la construcción de comunidades de rehabilitación a reducir el estigma al que se enfrentan quienes buscar dejar atrás su pasado de adicción.

¿Cuáles son tus planes para el futuro?

Comencé en el mundo del tratamiento de adicciones como un ex adicto en 1970. Comencé consumiendo metedrina (metanfetamina) y heroína como guitarrista en varias bandas en los años 60. Ahora que me estoy retirando del ámbito del tratamiento de adicciones, espero poder pasar más tiempo dedicado a mi música. Mi banda lanzó el año pasado un álbum del que estamos particularmente orgullosos por recaudar fondos para Phoenix House Glasgow. Durante los próximos meses estaré trabajando en un álbum en solitario y espero poder actuar más. Por otra parte, estoy considerando reunir mis publicaciones en revistas académicas como base para un nuevo libro sobre CT y, a la vez, espero seguir haciendo formación y consultoría en los próximos años.

¿Qué recomendarías al Nuevo president de la EFTC, Phaedon Kaloterakis?

Phaedon es un comunicador con muchas cualidades con gran pasión por el enfoque de las CT. Creo que no necesita muchos consejos por mi parte sobre cómo llevar adelante la EFTC. Me parece claro que hay un renovado interés por el enfoque de las CT pero para enriquecerlo, necesitamos fortalecer la evidencia y, en particular,  afrontar las ideas equivocadas en cuanto al coste. Phaedon es muy consciente de esto y estoy seguro que nos dirigirá hacia estas cuestiones.

¿Cómo valorarías el trabajo de Proyecto Hombre?

Proyecto Hombre fue un miembro temprano de la EFTC y ha sido un soporte constante de la federación durante muchos años. Al igual que otros miembros de la EFTC en la década pasada, Proyecto Hombre ha fortalecido su labor investigadora y ahora se encuentra en una posición envidiable al tener una base científica muy potente para extender y modificar su método. Los recientes avances en empleabilidad y reinserción social son muy buenos ejemplos de ello y es un área en la que Proyecto Hombre y KETHEA en particular están liderando el área. Y aquí no solo me refiero al movimiento de CT, sino a todo el ámbito de la adicción.

Revista Proyecto 101: Recaídas en adicciones [2019]