Evaluación de la eficacia de un programa de tratamiento en adicciones
Autora: Asunción Santos de Pascual, Directora General de Proyecto Hombre Murcia. Artículo realizado a partir de la tesis doctoral de la autora, Evaluación de la eficacia de un programa de tratamiento en adicciones, presentada en la Universidad de Murcia.
Introducción
Empiezo este articulo con una frase de un psiquiatra y escritor chileno Claudio Naranjo: “¿Por qué temer a las sombras? Donde veas sombra significa que en un lugar cercano la luz resplandece”. El problema de las adicciones es un mundo oscuro, lleno de sombras y de estigmas. Sin embargo cuando he sido capaz, en todos estos años de trabajo profesional, de transcender estas dificultades y acercarme a la persona, he podido ver que tras ese sinsentido existe mucha luz y esperanza. Desde esta experiencia se mantiene mi compromiso y desde aquí nace este trabajo.
Quiero agradecer a todas las personas que han participado de alguna manera en que esta tesis salga a la luz y que me han apoyado y respaldado durante todo este tiempo. En primer lugar a la Dra. Concha Lopez Soler, directora de la tesis y patrona de nuestra Fundación. Al Presidente de la fundación D. Tomas Zamora por el impulso, el apoyo y la confianza que ha depositado siempre en mi y por supuesto a todo el equipo de profesionales y personas voluntarias que forman esta familia de Proyecto Hombre Murcia. A todas ellas mi total agradecimiento.
La investigación sobre las adicciones y el consumo de sustancias es uno de los compromisos más fuertes que ha tomado nuestra organización en los últimos años. Tras años de colaboración activa con la Universidad de Murcia decidí como directora general de esta entidad, embarcarme en la aventura, de realizar la tesis doctoral, dirigida por la doctora Dª. Concha López Soler, y titulada: “Evaluación de la eficacia de un programa de tratamiento en adicciones”, compuesta de dos artículos publicados en “Anales de Psicología” y “Frontiers of Psychiatry” y defendida el 02/11/22.
La tesis evaluaba los perfiles psicopatológicos y psicosocial de los usuarios de la comunidad terapéutica, además de ofrecer información sobre la eficacia de los componentes del tratamiento allí realizado. Durante los años que hemos realizado la toma de datos y el posterior análisis de los mismos hemos podido recabar información esencial para la modificación de nuestros programas para mantener lo más alto posible el estándar de calidad en el trato que damos a nuestros usuarios y usuarias.
Los trastornos por consumo de sustancias (TUS) son una preocupación importante en todo el mundo debido a su poderoso impacto psicosocial y constituyen uno de los problemas de salud pública más importantes(Ballesteros-Cabrera y Sarmiento-López, 2014; Daigre, 2019; Organización Mundial de la Salud, 2016). De todos los modelos que históricamente han guiado las intervenciones clínicas y la investigación, el modelo o enfoque biopsicosocial es uno de los modelos más completos.
Este modelo (defendido por Proyecto Hombre) plantea que los factores biológicos, psicológicos y sociales, juegan un papel importante en el funcionamiento humano en el contexto de la enfermedad y de la percepción de la misma. Las adicciones vienen causadas por múltiples factores y no por un factor único, y por tanto hablaríamos de una causalidad multifactorial del consumo de drogas. La idea de que existen factores de riesgo, vulnerabilidad y protección, vinculados no solo a un nivel neurobiológico, sino también psicológico y social, es ampliamente aceptada en adicciones (García, 2015).
Esta investigación tenía como objetivo principal evaluar la eficacia del protocolo de tratamiento psicológico multicomponente que se aplica en Proyecto Hombre Murcia, y es un primer paso para conocer los efectos a largo plazo, en las personas con problemas de consumo que lo han realizado, profundizando en esta realidad social que provoca tanto sufrimiento y deterioro en las personas que lo presentan y en sus familias.
El programa de tratamiento objeto de estudio se dirige a personas con problemas de adicción y con una importante desestructuración social y familiar, constando de cuatro fases: Evaluación y diagnóstico, motivación, Comunidad Terapéutica y Autonomía o Reinserción. El primer estudio constó de una evaluación del perfil psicosocial y psicopatológico por género de las personas usuarias del programa a través de una metodología transversal, mientras que el segundo consistió en un estudio longitudinal comparando la severidad de los problemas adictivos de una muestra de personas tratadas a lo largo de 12 meses en tratamiento.
Los estudios analizados y los datos aportados en nuestra primera investigación indican una alta prevalencia de alteraciones psicopatológicas y alta comorbilidad (patología dual) en personas que presentan abusos de sustancias.
El objetivo de nuestro primer estudio fue conocer cuáles son las características sociodemográficas y psicopatológicas de pacientes que presenta un problema de adicción así como las características específicas en hombres y mujeres. Como resultado de este estudio el perfil de la persona que acude a tratamiento a PH Murcia, es un hombre, con una edad media de 39 años, soltero y sin estudios, consumidor de cocaína y alcohol, que inició el consumo a los 20 años y que lleva consumiendo 14 años.
La sustancia principal que motiva el tratamiento en hombres y mujeres también es diferente, para ellos fue la cocaína y en las mujeres fue el consumo de alcohol. Estos datos coinciden con las puntuaciones obtenidas en el MCMI-III donde las mujeres presentaron puntuaciones medias más altas para la dependencia de alcohol mientras que los hombres presentaron mayores puntaciones medias en las escala de gravedad en dependencia a sustancias. Este estudio encuentra una mayor presencia de psicopatología asociada al consumo en mujeres que en hombres, pero existe controversia acerca de si la patología dual es más frecuente en varones o en mujeres. En salud mental parece haber más hombres con patología dual que mujeres, mientras que en las unidades de drogodependencias se detecta lo contrario(Miquelet al. 2011).
En cuanto a los trastornos de personalidad más concomitantes con el consumo de sustancias tenemos en primer lugar al trastorno antisocial de la personalidad, el paranoide , narcisista y el dependiente. Estos datos son semejantes a los obtenidos en otros estudios, por ejemplo Rodriguez y Salgado (2018) encontraron que casi la mitad de los pacientes que trataron (106 personas) presentaban algún trastorno de personalidad, de los cuales el trastorno antisocial era el más prevalente, seguido del paranoide y del narcisista. Fernández-Montalvo, López-Goñi y Landa (2004) encontraron un porcentaje similar en una muestra de 42 pacientes que acudieron en busca de tratamiento fueron diagnosticados de trastorno antisocial de personalidad, seguido del trastorno pasivo-agresivo de la personalidad y del trastorno narcisista de la personalidad.
Respecto a las diferencias entre hombres y mujeres el patrón dependiente es el más alto en las primeras (26,9% de las mujeres frente a 3,4% en hombres) coincidiendo con los hallazgos de Pedrero y colaborades (2003).Entre los síndromes clínicos más frecuentes presentes junto al trastorno por uso de sustancias encontramos el trastorno por ansiedad, que fue diagnosticado a más de la mitad de los encuestados y siendo superior en mujeres que en hombres. Este dato coincide con el estudio de Ortiz-Tallo, Cardenal, Ferragut y Cerezo (2011)en población clínica de más de 7000 personas encontraron que el síndrome clínico más diagnosticado fue el de ansiedad, siendo también más frecuente en mujeres que en hombres. También hay diferencias significativas en éste estudio en el trastorno somatomorfo, el trastorno distímico, el trastorno de estrés postraumático y por ultimo depresión mayor, siempre siendo más frecuente en la población femenina. El caso contrario lo encontramos en el trastorno del pensamiento siendo mucho más frecuente entre hombres.
Por otro lado, en nuestro segundo estudio, que tenía como objetivo el evaluar la eficacia de nuestro Programa Base a lo largo de 12 meses de tratamiento en la comunidad terapéutica. Encontramos una muestra muy similar a la encontrada en la mayoría de los estudios sobre población adicta (alto porcentaje de hombres, principalmente consumidores de cocaína y alcohol) aunque con un porcentaje importante de personas con problemas de patología dual asociada (92,8%), algo que destaca aunque probablemente se deba a las limitaciones de la herramienta utilizada para su medición (EuropASI).
Uno de los resultados más positivos lo vemos al comparar como han variado la severidad de los problemas de las distintas áreas evaluadas (salud, empleo, alcohol, drogas, problemas sociales, familiares, legales y psicológicos) tras 12 meses en tratamiento, donde se observa una disminución muy pronunciada desde la evaluación inicial. Sin embargo, esta disminución no se da de la misma forma en todas las áreas y es mucho más pronunciada en los primeros meses de tratamiento en las áreas relacionadas con el consumo de drogas ilegales, el alcohol, y problemas médicos, y más escalonada en el resto de áreas, siendo el área familiar y de problemas laborales las áreas que más tardan en estabilizarse. Creemos que esta diferencia se puede deber a la introducción de módulos de orientación laboral y vocacional que suelen caracterizar a las últimas etapas del tratamiento. También encontramos que a más tiempo que las personas pasaban en tratamiento les resultaba más sencillo poder lidiar con sus problemas adictivos una vez concluía su estancia dentro del mismo.
Figura 1.
Comparación de los índices de severidad EuropASI en las evaluaciones de Inicio, 6 meses y 12 meses de tratamiento.
El género de los pacientes se encontró como uno de los factores esenciales a tener en cuenta a la hora de determinar el tipo de intervención recibida. Encontramos que influye sobre la severidad de los problemas de consumo, el estatus legal, salud física, y las relaciones sociales/familiares. Todo esto apunta a como los problemas sociales concretos que atenazan a las mujeres adictas deben de ser tenidos en cuenta, algo que confirma lo encontrado en otros estudios.
Los problemas sociofamiliares se mostraron como el índice con mayor influencia sobre la retención del tratamiento. También observamos que abordarlos estos problemas desde el inicio del mismo puede facilitar que estas personas no abandonen el tratamiento de forma prematura. Aunque con aquellas personas con una mayor historia de tratamientos y dificultades añadidas al tratamiento el efecto era menor si no se tenían en cuenta los problemas añadidos de estas personas.
A partir de este estudio nos planteamos la necesidad evaluar en mayor profundidad como los perfiles socioeconómicos y familiares acaban influyendo en la retención de los tratamientos considerados basados en la evidencia como una forma de poder hacer más fácil el acceso al tratamiento de las personas adictas a sustancias. A pesar de las dificultades que encontramos para incluir una muestra amplia de mujeres en nuestros estudios, la clara influencia del género sobre los perfiles de gravedad que encontramos nos índica la necesidad de más estudios específicos sobre las adicciones en mujeres para poder enfrentar las dificultades que encuentran a la hora de acceder y mantenerse en tratamiento.
A modo de conclusión estos datos nos han servido para modificar nuestros programas en una dirección que coincida con la evidencia que tenemos disponible para así poder atender mejor las necesidades de nuestros usuarios y usuarias. Esperamos que estos datos puedan servir al resto de equipos de la asociación para lo mismo e incluso a animarlos a compartir sus datos de la misma forma para que todos podamos crecer y cumplir con la labor social que realizamos en la sociedad.
A modo de conclusión, por un lado conocer las características psicosociales y psicopatológicas de las personas que acuden a un tratamiento de adicciones es importante para planificar recursos de atención a estas personas y realizar diseños de acciones acordes a sus necesidades. Por otro lado los datos obtenidos en este trabajo han servido para reafirmar aquellos aspectos de nuestro programa que están funcionando y dan buenos resultados, y modificar aquellos que según la evidencia que tenemos disponible, son necesarios mejorar, para así poder atender mejor las necesidades de nuestros usuarios y usuarias. De esta forma queremos poner nuestro granito de arena para contribuir en el desarrollo de programas de tratamiento cada vez más eficaces.