Impacto del consumo de alcohol y drogas en los accidentes de tráfico laborales: estrategias para reducirlos
Autoría: Dionisio Contreras Casado, integrante de la comisión de prevención e intervención en el ámbito laboral de la Asociación Proyecto Hombre.
Recientemente, hemos conocido el Informe de Accidentes Laborales de Tráfico 2023 elaborado por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST). Este informe se enmarca dentro de la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2023-2027, que tiene como objetivo mejorar la prevención de accidentes laborales, incluyendo los de tráfico.
Los datos del informe provienen del Ministerio de Trabajo y Economía Social y se analizan según diversas variables como sexo, edad, ocupación, tipo de contrato, sector de actividad, entre otros. Los resultados principales indican que los accidentes de tráfico representaron un 11,7% del total de accidentes laborales durante 2023. De los 647.495 accidentes laborales con baja registrados en ese año, 75.979 fueron accidentes de tráfico. Esta cifra es significativa, especialmente considerando que los accidentes de tráfico tienen una mayor proporción de accidentes graves y mortales en comparación con los leves.
Es conocido que existen dos modalidades de accidentes de tráfico laborales: In itinere, accidentes que ocurren al ir o volver del trabajo a casa; y en misión, accidentes que ocurren durante la jornada de trabajo.
La incidencia de accidentes in itinere es significativamente mayor que la de los accidentes en misión. Además, los hombres sufren más accidentes en jornada laboral (80.1%) y tienen una incidencia 3.5 veces mayor que las mujeres. Los trabajadores jóvenes (16-24 años) también presentan una mayor incidencia de accidentes.
Respecto a los sectores y ocupaciones afectadas, los conductores y operadores de maquinaria móvil son los más perjudicados, con una incidencia muy superior a la media. El sector servicios es el más afectado, seguido por la construcción.
El informe destaca, en sus conclusiones, la necesidad de diseñar medidas específicas para reducir los accidentes de tráfico laborales, especialmente en los sectores y grupos de mayor riesgo identificados.
Estas medidas están alineadas con las líneas del Plan Nacional sobre Drogas, aunque no se conoce el impacto específico del alcohol y otras drogas en estos accidentes, que registran una alta mortalidad.
Por otro lado, el último informe de la Dirección General de Tráfico, “Siniestralidad relacionada con el consumo de alcohol y drogas 2016-2022”, señala que en 2022, el 31% de los siniestros mortales y de las personas fallecidas estuvieron relacionados con el alcohol. Esto significa que en aproximadamente 1 de cada 3 siniestros mortales, al menos uno de los conductores implicados dio positivo en la prueba de alcoholemia.
En el caso de otras drogas, este porcentaje es del 22%. Estos valores son similares a los de años anteriores, indicando que, aunque se observe un aumento en el número de casos, la proporción respecto al total no ha variado significativamente.
Es importante considerar que el porcentaje de siniestros mortales en los que se tiene constancia de prueba es del 71% para el alcohol y del 62% para las drogas. El informe también señala que los hombres y los jóvenes son los más afectados, y que el alcohol, la cocaína y el cannabis son las drogas más presentes en los accidentes.
Necesidad de Políticas y Medidas Estrictas
Este último informe subraya la necesidad de políticas y medidas más estrictas para reducir la siniestralidad vial relacionada con el consumo de alcohol y drogas. Numerosas empresas han comprendido la importancia de actuar en materia de seguridad vial laboral para mejorar la seguridad de los trabajadores. Se han diseñado acciones formativas en el marco de la seguridad vial y la prevención de riesgos laborales con el objetivo de reducir este tipo de siniestralidad.
Sin embargo, en las guías y cursos impartidos a los trabajadores, se hace una referencia superficial al consumo de drogas y su relación con la siniestralidad, mencionando el factor humano como uno de los potenciales causantes de accidentes de tráfico. Aunque esto representa un avance en la concienciación sobre el problema, es claramente insuficiente para abordar la complejidad del consumo de drogas en el ámbito laboral y su impacto en la siniestralidad vial.
La formación actual se centra principalmente en la sensibilización y en proporcionar información básica sobre los riesgos asociados al consumo de drogas. Sin embargo, esta aproximación no aborda de manera efectiva los múltiples factores que influyen en el consumo de sustancias y su relación con los accidentes laborales de tráfico. La formación, aunque necesaria, debe ser parte de una estrategia más amplia y multifacética. Necesitamos una intervención integral que abarque diversos aspectos:
- Evaluación de Riesgos y Protección: Identificar y evaluar los factores de riesgo y de protección presentes en el entorno laboral. Esto incluye analizar las condiciones de trabajo, el estrés laboral, la disponibilidad de sustancias, y las políticas de la empresa en relación con el consumo de drogas.
- Liderazgo y Cultura Organizacional: Fomentar un liderazgo comprometido con la seguridad y la salud de los trabajadores. Los líderes deben promover una cultura organizacional que valore la prevención y el bienestar, y que no tolere el consumo de sustancias durante el horario laboral o en actividades relacionadas con el trabajo.
- Políticas y Procedimientos Claros: Establecer políticas claras y procedimientos específicos para la prevención y el manejo del consumo de drogas.
- Apoyo y Recursos para los Trabajadores: Proveer recursos y apoyo a los trabajadores que puedan estar luchando con problemas de consumo de drogas. Esto puede incluir acceso a programas de asistencia al empleado (EAP), servicios de consejería, y programas de rehabilitación.
- Formación Continua y Específica: Desarrollar programas de formación continua que no sólo informen sobre los riesgos del consumo de drogas, sino que también enseñen habilidades prácticas para la gestión del estrés, la toma de decisiones seguras, y la promoción de un estilo de vida saludable. La formación debe ser específica y adaptada a las necesidades de diferentes grupos dentro de la empresa.
- Monitoreo y Evaluación: Implementar sistemas de monitoreo y evaluación para medir la efectividad de las intervenciones y realizar ajustes según sea necesario. Esto incluye el seguimiento de los índices de siniestralidad, la evaluación de la percepción de los trabajadores sobre las políticas y programas, y la revisión periódica de las estrategias implementadas.
En resumen, para abordar eficazmente la siniestralidad vial laboral y mejorar la seguridad y salud de los trabajadores en España, es esencial ir más allá de la formación básica y adoptar una estrategia integral que incluya la evaluación de riesgos, el liderazgo comprometido, políticas claras, apoyo a los trabajadores, formación continua, y monitoreo y evaluación. Solo a través de un enfoque holístico y coordinado se podrán lograr avances significativos en la reducción de los accidentes laborales de tráfico relacionados con el consumo de drogas.