El sueño

Autor: Asociación Proyecto Hombre      16/05/2023     

Por Fernando Ribas

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el sueño es un proceso biológico complejo, ya que, mientras se duerme, las funciones del cerebro y cuerpo siguen activas para mantener saludable al cuerpo, por lo tanto, si no hay un sueño de calidad las consecuencias pueden conllevar daño a la salud mental y física, al pensamiento y a la vida diaria.

Cada vez sabemos más del sueño, de que ocurre en él y de todo lo que nos aporta. Los estudios sobre el sueño también nos están enseñando a conocer qué es un sueño de calidad y cuáles son las dificultades que pueden presentarse para conseguirlo.

El sueño es un grandísimo generador de salud, a la vez que un buen sueño es muestra de esa buena salud, pero muchas veces el sueño es víctima de malos hábitos que lo dificultan, otras, espoleados por la prisa y la comodidad, el deseo de dormir se convierte en justificación para iniciar relaciones de riesgo con diversas sustancias.

Dificultadores del sueño

Entre las sustancias que deterioran el sueño destacan LOS ESTIMULANTES, en especial LA CAFEÍNA. Se dice que el café despierta al mundo, pero también dificulta el descanso.

Un estudio europeo[1],  confirma que España es el país donde se consume el café ante todo para despertarse, no por el sabor o la socialización, sino por su capacidad psicoactiva, también se emplean otros estimulantes, pero el más usado es la cafeína.

Compensar una mala noche puede ser adecuado para conseguir llevar adelante nuestras responsabilidades, pero no puede convertirse en algo frecuente. Estaríamos ante un problema que no hay que compensar, sino que hay que solucionar y alcanzar de la forma más adecuada un sueño de calidad.

La cafeína está presente en el café, en el té, en el mate, en multitud de refrescos y en las mal llamadas “bebidas energéticas” (que en realidad son bebidas estimulantes). La cafeína no solo dificulta conciliar el sueño, también hace más difícil tener un sueño de calidad, puesto que al ser diurética es probable que nos haga levantarnos de la cama. El efecto perverso de la cafeína se sitúa en los dos extremos: dificulta la conciliación de un sueño de calidad y es un remedio engañoso para la falta de sueño. Los expertos recomiendan no consumir ninguna cantidad de cafeína desde el mediodía.

Otro gran entorpecedor del sueño son LAS PANTALLAS, se esté trasteando en las redes, viendo una serie, o con un videojuego.

Las pantallas dificultan el sueño, básicamente por tres motivos:

  • Nos entretienen, de una forma que suele escapar a nuestro control y retrasan la hora de ponernos a dormir, que no hay que confundir con la hora de meterse en la cama. No nos olvidemos de que sus algoritmos están diseñados para retenernos el máximo tiempo posible, ni nos engañemos con que a nosotros no nos afectan sus estrategias, lo más habitual es terminar de cara a la pantalla más tiempo del que teníamos previsto y mucho más del deseable.
  • Por otra parte, encontrarnos expuestos a su luz, aunque nos parezca tenue, inhibe nuestra producción de melatonina, una sustancia fundamental en la conciliación del sueño, que se activa cuando desaparece la luz y que prepara todo nuestro organismo para el proceso del sueño y su descanso.
  • Además, para dormirnos necesitamos ir relajándonos, pero estar conectados a un estímulo continuo como el de las pantallas, no nos relaja.

Como dice Óscar Sans Capdevila, coordinador de la Unidad del Sueño del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. «Las pantallas deberían de ser como la nevera, no deberían de entrar en la habitación«[2]. Porque el sueño es salud y calidad de vida en todos los aspectos.

Especial atención merece EL CONSUMO DE BEBIDAS ESTIMULANTES (mal llamadas energéticas) donde las cantidades de cafeína son elevadísimas, superiores a las que recomienda la OMS como ingesta diaria de una persona adulta y sana. El consumo de estas bebidas entre adolescentes es todavía más peligroso y perturbador para la conciliación del sueño, entre otras cosas.

Repercusiones en el ámbito laboral

No disfrutar de un sueño de calidad tiene innumerables repercusiones en la salud y en todas las áreas de nuestra vida, pero en el ámbito laboral las consecuencias negativas se pueden multiplicar.

  • La carencia de sueño genera somnolencia y un deterioro en las respuestas físicas, mentales y emocionales. Los sentidos se ralentizan, se reacciona más tarde, con movimientos más torpes y menos precisos. Además, se tiende al automatismo, la posibilidad de lesionarse o de generar un accidente se multiplican y la calidad del trabajo disminuye.
  • Cuesta más tomar decisiones porque la capacidad de concentración se reduce y hay más distracciones, también se está más irritable y cuesta comprender la información.
  • Las relaciones personales empeoran y el clima laboral se deteriora. De las últimas personas en tener conciencia de lo que ocurre es la que está sufriendo la falta de sueño, precisamente por todas las carencias que esta falta de sueño le está generando
  • Llegan a aparecer micro sueños, que según los estudios de la Dirección General de tráfico son responsables del 20% de los accidentes de tráfico en España[3].

El trabajo a turnos supone un riesgo extra para la salud de las personas, en particular para la conciliación y calidad del sueño, ya que los ciclos circadianos (el reloj biológico del organismo) se ven alterados al invertir el ritmo biológico de vigilia y sueño, comportando diversos riesgos para la salud de las personas. Dichos riesgos tendrían que ser de especial atención por parte de las empresas que deberían buscar estrategias para ayudar a reducir las consecuencias perversas de los factores de riesgo derivados de los turnos rotatorios de trabajo.

Falsas soluciones

Es conocido que somos el país con mayor consumo de hipnosedantes per cápita, con todos los riesgos y errores que ello supone. Riesgos para la salud entre los que están el abuso y la adicción, y errores porque se están saltando un montón de estrategias más seguras y eficaces por desconocimiento y comodidad. Pero no son las únicas sustancias que se llegan a emplear equivocadamente para conciliar el sueño.

Hay una tradición de consumir alcohol para propiciar el sueño y más recientemente de fumar cannabis. Ambas sustancias son depresores y por lo tanto adormecen, pero no generan un buen descanso. Además, dificultan el paso por todas las fases del sueño evitando que sea reparador porque no es solo cuestión de tiempo de sueño, sino que también ha de tener calidad.

No nos engañemos, el sueño no se recupera. Arrastrar noches de poco sueño no se arregla en los fines de semana, ni con siestas. Nuestro cuerpo y nuestro cerebro necesita un ritmo de vigilia y sueño cada 24 horas. “Si hay más de dos horas de diferencia entre lo que se duerme en días laborables y lo que se duerme en festivos, eso implica que la persona va corta de sueño de forma crónica”, afirma Ana Fernández Arcos[4], coordinadora del grupo de estudio de trastornos de la vigilia y el sueño de la Sociedad Española de Neurología. Recuperar horas de sueño es un mito.

Tener unos buenos hábitos de sueño, no solo genera salud directamente, sino que reduce un factor de riesgo hacia conductas adictivas. Porque ante el malestar tendemos a buscar respuestas rápidas, cuando lo que hay que hacer es adquirir hábitos saludables.


[1] https://es.yougov.com/news/2022/01/18/informe-de-consumo-de-cafe-europeo-2021/

[2] https://www.niusdiario.es/sociedad/sanidad/20221105/insomnio-adolescencia-pantallas-movil-fuera-habitacion-melatonina-neorologos-pediatras-aumento-consultas_18_07892670.html

[3] https://fesvial.es/wp-content/uploads/2019/10/Estudio-Caf%C3%A9-y-conducci%C3%B3n.pdf

[4] https://www.niusdiario.es/sociedad/sanidad/20221105/insomnio-adolescencia-pantallas-movil-fuera-habitacion-melatonina-neorologos-pediatras-aumento-consultas_18_07892670.html

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