5 recomendaciones para un acuerdo laboral sobre adicciones

Autor: Asociación Proyecto Hombre      11/07/2023     

Autor:  Fernando Ribas de Pina Pérez . Comisión Intervención en el Ámbito Laboral de la Asociación Proyecto Hombre

Un acuerdo supone poner negro sobre blanco y, desde el consenso, unos principios y normas de funcionamiento que abarcarán a todo el colectivo laboral. Lo escrito es de obligado cumplimiento, alejando la sombra de las preferencias y discriminaciones, otorgando claridad sobre qué se espera de cada persona y qué debo de esperar de la entidad, y con esta claridad, es fácil generar seguridad y tranquilidad.

Negociar cualquier acuerdo suele generar tensión, y sobre este tema podemos hablar de miedos y abiertas resistencias, algo normal si las intenciones no pueden ser compartidas por la otra parte.

Sin embargo, cuando lo que se pretende es priorizar la salud y la seguridad, tender la mano frente a las dificultades, dejando en segundo plano las posibles sanciones; es difícil que ambas partes no coincidan. Para ello hace falta una comunicación sincera y transparente, dejando claro, y no solo con palabras, cuáles son las intenciones, al iniciar la creación del acuerdo.

Con esta claridad y con el asesoramiento de profesionales en las adicciones y contando con su labor mediadora, el acuerdo será un éxito para todos.

Objeto del acuerdo:

La generación de salud a través de la intervención para la prevención de las adicciones, químicas y comportamentales, y en su caso facilitar el tratamiento adecuado de las mismas. Reduciendo los factores de riesgo y reforzando los de protección, reduciendo el estigma y facilitando la intervención temprana.

Las acciones desarrolladas deben contemplar tanto las conductas como las sustancias legales e ilegales.

Un acuerdo bien pactado va a ser una potente herramienta generadora de múltiples beneficios, pero para lograrlo hay que respetar una serie de pautas de trabajo, evitando que se convierta en otro documento arrinconado y olvidado, o en un planteamiento rechazado por la mayoría, aunque los representantes de ambas partes lo hayan firmado.

5 Recomendaciones:

1. Un acuerdo para todos, con la salud como razón de ser

Un acuerdo que contemple acciones sobre el uso de sustancias psicoactivas se puede entender desde diferentes expectativas. Para unos reducirá las bajas, el absentismo, incrementará la producción y satisfacerá a los inversores. Para otros generara salud, mejorara su calidad de vida, reducirá los accidentes y mejorara el clima laboral. Ambas visiones son ciertas y ambas se originan desde la generación de salud, que es la piedra angular del acuerdo y sobre la que emana todo lo demás.

Los protocolos, normas y similares solo son herramientas para conseguirlo, y es importante no olvidar esta estructura, para evitar que el protocolo y su burocracia (siendo importantes) se conviertan en lo esencial y desvirtúen la razón de ser del acuerdo y sus objetivos. Hay que poner y mantener a cada cosa en su lugar e importancia.

2. Un acuerdo eficaz, antes humilde que ostentoso

Un acuerdo ha de ser eficaz, y si para ello ha de ser humilde, no pasa nada. La ostentación no es su razón de ser. Se corre el riesgo de aspirar a un acuerdo digno de elogios, que enriquezca el currículum laboral y la vanidad de los negociadores, pero el objetivo de este acuerdo no debe ser ese. Lo importante de este acuerdo es que todos crean en él, que recoja el protocolo de unos objetivos que se comparten, aunque para ello tenga pocos artículos, sea humilde y parezca que está por acabar.

Si se cree en él, se usará y desde el uso se revisará y se ampliará. Este acuerdo no será ostentoso de nacimiento, pero crecerá desde la experiencia, la necesidad y la confianza, siendo cada vez más eficaz. Generará salud, bienestar e incrementará la productividad.

3. Un acuerdo sin trueques

Estamos tratando de alcanzar salud y todo lo que ella supone.

La salud no debe de ser “moneda de cambio”, mucho menos con aspectos que no tienen que ver directamente con ella. Si ocurre lo contrario, el acuerdo puede que “nazca muerto”, porque la estrategia de cada una de las partes será la de tratar de bloquear esos artículos que tuvieron que aceptar, pero en los que no creen, para que la otra parte aceptara los que ellos proponían, pero no les convenían. Cada parte firmante del acuerdo terminará empleando más energías en bloquear los artículos que no le gustan, que en usar adecuadamente el acuerdo. El resultado es frustrante, el acuerdo no servirá a sus objetivos y la sensación final será que sobre el tema de las conductas adictivas no se puede avanzar ni generar salud.

Cualquier persona que tenga intereses diferentes y espurios, no debe de formar parte del equipo de trabajo/negociación.

4. Un acuerdo original

Un acuerdo no se puede copiar. Nos podemos inspirar, pero cada entidad ha de crear el suyo. Hay que trabajarlo. El esfuerzo de trabajarlo aporta la personalización del mismo y la confianza en él, así será “de y para” la entidad.

5. Un acuerdo muy difundido

Si el acuerdo no se conoce, no se puede usar. Si no se comprende, no se confiará en él. Hay que realizar una amplia labor de difusión y una labor didáctica adecuada. No basta con colgarlo en la intranet o poner un ejemplar en el tablón, hay que darlo a conocer y explicarlo, conseguir que se comprenda y se confíe en él.

Esta acción en sí misma ya es sensibilizadora y preventiva, está dando importancia a algo muy concreto, ayudando a identificar la postura de la empresa y su filiación con la generación de salud.

Este acuerdo requiere de dotación presupuestaria, para desarrollar las acciones diseñadas. Se puede divulgar como Responsabilidad Social Corporativa, ODS o ESG (ambiental, social y de gobierno corporativo) y forma parte de las acciones para ser una Empresa Saludable.

Se debe de realizar una memoria anual de las acciones e intervenciones realizadas, de esta forma se puede revisar su eficacia y realizar mejoras, adecuándolo a las nuevas necesidades de cada momento.

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