¿Cuál es tu estilo de comunicación? Construye relaciones saludables en tu trabajo desde el lenguaje

Autor: Asociación Proyecto Hombre      25/07/2023     

Autoría: Pepa Palacios Rubio y Ana Álvarez Rodríguez, Asociación Proyecto Hombre

Qué importante es comunicar, pero sobre todo es fundamental comunicar bien, también en el trabajo. Comunicar no sólo es decir palabras, no sólo es soltar un mensaje. No tenemos que olvidarnos que la palabra dice y la comunicación emociona. La expresividad, los gestos y movimientos, el tono de voz, la manera de dirigirnos hacia otras personas, las palabras que se utilizan, el lenguaje no verbal… todo ello son las semillas de cómo puede continuar la conversación, ya que existe el binomio de estímulo respuesta, y la persona que tengamos en frente  responderá de una manera u otra en función de qué se le ha dicho, pero sobre todo, de cómo se le ha dicho y de cómo eso le ha hecho sentirse. Comunicar bien te ayudará a establecer relaciones saludables en el trabajo, y también tiene que ver con la prevención laboral.

Por ello, quizás los “por qués” o los “para qués” siguen siendo los mismos, pero los “cómos” y los “cuándos” han experimentado en los últimos años una transformación inigualable. Y eso no es otra cosa que síntoma de evolución. Cómo nos comunicamos, fotografía perfectamente el momento que estamos viviendo o lo evolucionada que es una persona u organización. Por ejemplo, hace 10 años no podíamos imaginar la implantación del lenguaje inclusivo en una la sociedad como la nuestra, sin embargo hoy por hoy, las organizaciones han entendido la importancia de ir adecuándose a ello  y de que utilizarlo es síntoma de no exclusión, de igualdad y de respeto hacia las mujeres que representan la mitad de la población mundial, y en según qué sectores también el 50% o más de las personas que componen su plantilla. A día de hoy no utilizar este tipo de lenguaje no significa que las excluya (que también), simplemente no las incluye por lo tanto no les habla y no les comunica, ya que no se dirige a ellas, no les representa.

La era digital también ha impulsado en pocos años una transformación en la comunicación a nivel planetario: el lenguaje es mucho más directo, más visual, mucho más rápido e inmediato y además se ha compactado.

Las RRSS han instaurado un estilo de lenguaje condensado acompañado de emoticonos que han liberado espacio y tiempo, y allá han quedado aquellas formas extensas de la oratoria más estoicas. Los expertos en marketing y comunicación nos lo dicen claramente: para que la comunicación sea eficaz, los mensajes cada vez tienen que ser más claros, más cortos, más inclusivos y más precisos.

Y esto las empresas y organizaciones lo han entendido muy bien: es muy importante comunicar pero sobre todo es importante comunicar bien:

  • De cara al exterior para dar una imagen concreta que le ayude a posicionarse en el mercado y cumplir sus objetivos
  • De cara al interior para generar entendimiento entre las personas que componen la organización y para generar buen clima laboral, sentimiento de pertenencia, motivación, etc.

La comunicación es la primera condición para la existencia. Es una parte fundamental para tener una organización o empresa bien organizada. En un ambiente de trabajo donde existe una adecuada comunicación las personas son más eficientes, se sienten más motivadas y esto se reflejará de manera directa en una mayor productividad y un menor riesgo de cometer errores.

Un buen clima laboral es sinónimo de bienestar y de salud de una organización. También es sinónimo de una comunicación atenta, respetuosa y adecuada, donde se pone a la persona en el centro y se ocupan de escuchar lo que ocurre al interno, se ocupan de detectar posibles amenazas como son los riesgos psicosociales como pueden ser el estrés, el agotamiento, la fatiga mental, el burnout,… los cuales muchas veces van acompañados de consumos de sustancias legales o ilegales en detrimento de la salud de las personas y del trabajo de calidad.

Todo esto, unido al profundo estado de cambio social, económico y de valores, que afecta de forma decisiva a las organizaciones, es lo que explica que las empresas cada vez presten más atención a las habilidades de comunicación de las personas empleadas, de hecho, se consideran competencias indispensables en cargos de cierta responsabilidad, formando parte de las llamadas Habilidades Transversales (Soft Skills) que están cada vez más presenten en los procesos de selección.

Comunicar es una habilidad, por lo tanto algo que podemos entrenar y mejorar. Y para ello es imprescindible lo primero analizar de qué manera suelo comunicarme. Todas las personas poseemos un estilo propio de comunicarnos fruto de las referencias que hemos tenido o seguido, de la propia autoestima, de las vivencias y consecuencias. Esos son los factores que van conformando un estilo de comunicación propio y que además nos definirá el nivel de adaptación al entorno, la consecución de objetivos vitales y, centrándonos en el entorno laboral, a la proyección y al crecimiento profesional.

Existen cuatro estilos principales de comunicación (pasivo, pasivo agresivo, agresivo y asertivo), y cada uno de estos estilos define en gran manera la forma en que los demás van a respondernos, ya que con nuestra manera de relacionarnos instauraremos un patrón de respuesta. Todas las personas no nos comunicamos igual en todas las circunstancias, sino  que puede variar en función del contexto, de la persona con la que nos comunicamos, del momento vital, etc. pero si es cierto que cada persona tiene una tendencia más o menos definida.

Conocer la propia tendencia de estilo de comunicación es primordial para centrar qué aspectos tenemos que mejorar:

  • Estilo pasivo: cuesta expresar las propias necesidades. Se duda en decir lo que se piensa porque no se quiere provocar conflictos. La persona con un estilo de comunicación pasivo suele ser agradable y mostrarse de forma tímida. Los principales signos que los identifican son: Se usa el silencio como manera de comunicarse. Existen muchas dificultades para decir no y tomar decisiones. En cuanto alguien cuestiona la opinión dada, esta se cambia rápidamente. Se tiene muy presente la disculpa a los demás.
  • Estilo agresivo: suelen decir las cosas de manera directa, hasta cortante. En general a la persona le es fácil hablar y se suele tener una participación elevada, una elevada impulsividad, no le cuesta trabajo expresar su opinión, pero sí le cuesta aceptar la opinión de los demás.

Los principales signos que los identifican son:
Se suele interrumpir a la persona que está hablando, Le cuesta respetar el turno, siendo los primeros en contestar o reaccionar. Somos persistentes y dominantes durante una conversación. Se posee un tono de voz elevado y firme. No se tienen en cuenta los sentimientos o las opiniones de los demás y se termina por expresar los propios sentimientos y emociones. Ponen en entredicho las opiniones de los demás con poca consideración.

  • Estilo pasivo-agresivo. Cuando predomina este estilo cuesta ser personas directas, normalmente se buscan maneras indirectas de decir lo que molesta. Esto sucede porque cuando surge un conflicto se evita resolver el problema directamente. Normalmente se tiene un trato agradable hasta que aparece un conflicto, en ese momento surge la dificultad de aislar lo ocurrido y continuar con la actividad con normalidad. En general este estilo corresponde a personas que dan muchas vueltas a los problemas. Por expresarlo de una manera gráfica, personas que “rumian” mucho.

Los principales signos que los identifican son: Se es amigable y se muestra cercanía excepto con las personas con las que se tiene un conflicto. Se utilizan el tono de voz y los gestos para demostrar desagrado, pero no se habla directamente del descontento.

  • Estilo asertivo: Cuando este estilo es el que nos caracteriza, nos comunicamos de forma directa y honesta. Expresamos y ponemos límites, pero respetando el de las demás. Tenemos en cuenta tanto los propios intereses como los de las otras personas favoreciendoque la información relevante fluya sin complicaciones y los objetivos se cumplan de la manera más eficaz y eficiente.

Los principales signos que los identifican son: Se resuelven los problemas tan pronto como se presentan en vez de evadirlos y permitir que se hagan más grandes. Se reconocen las propias emociones y las de los demás y se manejan de manera saludable. Somos claros y directos. Están dispuestos a pedir ayuda. Sabemos escuchar a los demás practicando la llamada escucha activa. Se reconocen y validan otros puntos de vista, pero también se sabe expresar la propia perspectiva. Recuerda, conocer nuestro propio estilo de comunicación es el primer paso para mejorar y/o aprender a comunicarnos mejor. 

Tener un estilo de comunicación asertivo puede convertirse en la clave para crecer a nivel profesional. Una persona con este estilo de comunicación logra que los equipos trabajen más en sintonía, además es capaz de construir relaciones empáticas, saludables y de calidad en todos los ámbitos de su vida. 

Y tú, ¿sabrías decirme cual es tú estilo de comunicación más predominante? ¿Piensas que podrías mejorar ciertas cosas? ¿Te atreves a hacerlo?

Suscríbete a nuestro blog laboral


Loading