El papel de las mutuas ante el consumo de drogas en el ámbito laboral
Por Dionisio Contreras
No es sencillo abordar, desde enfoques preventivos o de tratamiento, el consumo de drogas en la empresa, y son muchas las dudas de cómo hacerlo, de quién lo debe hacer, e incluso de si es conveniente. Cuestiones relativas a la intimidad o los derechos individuales de los trabajadores, siempre aparecen en el debate, y dificultan llegar a conclusiones ampliamente aceptadas.
Sin embargo, y más allá de las dificultades derivadas de estos debates, de lo que no hay ninguna duda es que es rentable. No ya para la sociedad en su conjunto, sino también para las empresas que acometen protocolos y programas de intervención en materia de consumo de alcohol, otras drogas, así como sobre las conductas adictivas de tipo comportamental, entre otras, las apuestas.
Conceptos no suficientemente acotados, legalmente hablando, como el de «embriaguez», «alcoholismo», «grado de consumo» o incidencia en el mismo, además de la voluntariedad de la vigilancia de la salud (excepcionalmente obligatoria), requieren que, en aras de aplicar programas justificados, con criterios de idoneidad y proporcionalidad, las mutas asuman el liderazgo en su implantación. Superando de una vez por todas, la filosofía basada en el control, la penalización y el despido. Ya que, al ser, el del consumo de drogas, un problema social, nunca serán suficientes las estrategias basadas en intentar alejar el problema de “mi entorno”.
Según el Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías, un 86’6% reconocían que las drogas, el alcohol incluido, es un problema o los genera en su lugar de trabajo. Muchos de ellos también afirman tener algún compañero que las consumía habitualmente, sin embargo, solamente el 8’9% ha recibido alguna información facilitada por su empresa y la mayor parte como profesionales de lo social, no como colectivo laboral.
En este sentido, y recientemente, Proyecto Hombre y la Fundación Laboral de la Construcción han elaborado un estudio referido al sector de la construcción, “Consumo de alcohol y otras drogas en el sector de la construcción: algunos datos y conclusiones”, en el que se concluía entre otros y por ejemplo, que el 18% de los trabajadores presenta un consumo de riesgo sobre el alcohol (AUDIT-C>5), también que el cannabis presenta importantes tasas de consumo en el sector, o que prácticamente un 10% de los trabajadores encuestados, consume hipnosedantes.
Los reconocimientos médicos son un método para la evaluación de las condiciones psicofísicas, derivada de los riesgos de la actividad del trabajador, pero no podemos quedarnos ahí, ya que por sí sólo, no protege la salud del trabajador, sino que revela una posible causa del daño.
No es lo mismo tratar el daño, que prevenir que aparezca, así como tampoco son iguales las consecuencias para la persona afectada, como para la sociedad en general, la familia, el entorno cercano o el espacio de trabajo.
Es en este último desde el que se puede realizar la labor más eficaz de generación de salud entre la población adulta, y ello incluye la prevención de conductas adictivas, así como tratamientos para su recuperación. Intervenciones que se verían favorecidas por el liderazgo de las mutuas, impulsando y acompañando su implantación. Nos referimos a un conjunto de acciones (siempre adaptadas a la realidad de cada empresa), para las que es necesario el trabajo de técnicos especializados en adicciones, evidentemente externos, puesto que legalmente no es este un campo de intervención directa de las mutuas, ni es factible hacerlo desde las empresas.
Impulso y acompañamiento para el fomento de la salud y del bienestar, valor y visión de futuro en las empresas, para entender que ir más allá del cumplimiento de la ley, y caminar hacia Empresas Saludables, es altamente rentable en todos los sentidos.
Un sistema solidario de asociación voluntaria, como el que representan las 19 mutuas que actualmente existen en España, colaborando con la Seguridad Social en las contingencias por Accidente de Trabajo y Enfermedad Profesional, deben tener un compromiso claro y unos criterios comunes y técnicos, que mejoren el bienestar de la población trabajadora.
Papel que especialmente UMIVALE, lleva adelante, con el convencimiento y la pasión de quienes son capaces de vislumbrar que podemos conseguir entornos laborales más seguros y saludables.