Las empresas frente a Escila y Caribdis
Hay empresas que se encuentran frente a la conflictividad del uso alcohol y otras drogas en el trabajo, como Odiseo frente a Escila y Caribdis. Dos monstruos marinos situados a los lados de un estrecho paso marino, uno se comía a los marineros, el otro se tragaba los barcos que se acercaban demasiado. Sin embargo, las decisiones tomadas anteriormente hacían inevitable que el barco de Odiseo transitara por el estrecho paso. Igualmente muchas empresas se ven entre los dos monstruos por no haber realizado acciones previas, por enfoques cortoplacistas y visiones reduccionistas de que es una empresa.
Ante la conflictividad del uso de alcohol y otras drogas en el trabajo, unas empresas se inclinan por cerrar los ojos y negar la realidad. Otras solo ven la posibilidad de la sanción y piensan que servirá de ejemplo a los demás. Una de esas decisiones se comerá a los marineros, la otra se tragará la embarcación.
Negar una realidad no hace que esta desaparezca, ni siquiera que mejore; de hecho, suele generar lo contrario.
La conducta de riesgo crece, al no haber ninguna acción que se oponga. Incluso se expande a otros miembros del personal, puesto que la presencia y la facilidad son factores de riesgo.
El malestar y las tensiones se incrementan, también la siniestralidad, a la par que se deteriora la imagen de la entidad y se reduce la productividad.
La sanción es el otro monstruo del estrecho. La fantasía se basa en la supuesta eliminación del problema y el efecto ejemplarizante de la sanción. Sin embargo, no suelen ser esos los resultados.
Priorizar las políticas sancionadoras genera desconfianza en la mayoría del personal. Las sanciones a pocas personas les satisfacen, reflejan un estilo de hacer del que puede ser víctima cualquiera y activan el miedo reduciendo la comunicación
Se crea malestar y desapego con la dirección y la entidad, incluso entre aquellas personas que estuvieran especialmente molestas con la conducta del personal despedido.
Las relaciones problemáticas frente a alguna adicción se ocultarán con más ahínco y encontraran estrategias para seguir con su conducta de riesgo, porque sin ayuda no pueden modificarla.
El resto del personal no comunicara estas conductas por no sentirse responsables de la sanción a un compañero o compañera.
Ante la ocultación no se pide ayuda, los casos se agravan y sus daños personales y a terceros.
El clima laboral se deteriora, víctima de la desconfianza y malestar.
Sin embargo, cuando los argonautas se enfrentaron al mismo estrecho salvaron su barco; guiados con sabiduría pasaron por el centro de los dos monstruos.
El centro para las empresas frente a la realidad del uso de alcohol y otras drogas en el trabajo, supone alejarse de la negación y no usar la sanción como primera respuesta.
En el centro está la generación de salud y la promoción de espacios seguros. Centrarse en la salud tendrá visiones distintas, para unos reducirá bajas y absentismo, incrementará la producción y hará feliz a los inversores, para otros generara salud, mejorara su calidad de vida, reducirá los accidentes y mejorara el clima laboral.
Ambas visiones son ciertas y ambas se originan desde la generación de salud, pues es la piedra angular y desde la que emana todo lo demás.
Esa generación de salud centrada en la intervención sobre las conductas adictivas conlleva prevención, con sensibilización para reducir la demanda, intervención sobre los factores de riesgo y los de protección, para reducir unos e incrementar los otros, formación para generar salud y afrontar las situaciones conflictivas, un acuerdo consensuado que favorezca el reconocimiento temprano y facilite tratamientos adecuados con estabilidad laboral.
Al igual que los argonautas, las entidades necesitan de cierta guía, ellos contaron la nereida Tetis, las empresas necesitaran de asesoramiento y labor de mediación que podrá ser realizada por un profesional de las adiciones, especializado en la intervención en el ámbito laboral.
Cuanto con más previsión se realicen las acciones y más consensuadas y mejor informadas sean estas, más grato será el proceso y antes se disfrutaran los beneficios. Esperar al conflicto no facilita, complica y tensiona. Pensar que es imposible que se genere el conflicto, es de necios.