La integración del consumo de drogas en la prevención de la siniestralidad laboral: un enfoque integral para una estrategia eficaz
Autoría: Dionisio Contreras Casado, integrante de la comisión de prevención e intervención en el ámbito laboral de la Asociación Proyecto Hombre.
Recientemente se ha publicado el “Informe anual de accidentes de trabajo en España. Datos 2023” (2024). Los datos son tan preocupantes que deberían invitar a todos los agentes sociales a la reflexión. En este caso, las cifras hablan por sí solas, y sin voluntad de pretender abrumar al lector de esta entrada del blog con números, sí conviene siquiera, recopilar de dicho informe alguno de los citados datos, antes de elaborar unas breves conclusiones.
Durante 2023, en España se registraron 647.495 accidentes de trabajo con baja: un 86,3% durante la jornada laboral, y un restante 13,7% in itinere. La incidencia de dichos accidentes fue más del doble en hombres que en mujeres. Durante el año pasado, 616 de los accidentes fueron mortales, algo menos que los 711 que dejó 2022.
Si atendemos al índice de incidencia según la edad, el Informe constata que la franja de edad entre los 16 y 24 años es ostensiblemente superior al resto de franjas de edades; a partir de los 24 y hasta los 60, no se dan grandes variaciones, y se reduce a partir de los 60 años. Resulta llamativo constatar que el grupo de menor edad (16 a 24 años) fue superior en cuanto al índice de incidencia en la siniestralidad y que los hombres tuvieron más del doble de accidentes que las mujeres. No obstante, a partir de los 45 años, en los hombres se produce un descenso lento en la siniestralidad, mientras que las mujeres experimentan un aumento progresivo, para la misma franja.
Por sectores nos encontramos con pocas sorpresas. El sector que se lleva la palma, por el mayor índice de incidencia (más del doble de la media del resto de sectores), es la construcción, seguido por la industria y el sector agrario. Respecto a la situación profesional y tipo de contrato, se evidencia que los trabajadores asalariados triplican en accidentes a los trabajadores por cuenta propia.
Como el parte de accidente facilita la descripción detallada de lo sucedido, el informe recoge que “la mayoría de las personas accidentadas estaban en movimiento: andando, corriendo, subiendo o bajando escaleras, entrando o saliendo de un medio de transporte (33,4%) o manipulando objetos (28,0%). También han destacado las actividades manuales, tanto en el trabajo con herramientas manuales (12,8%) como en el transporte manual (11,3%)”.
El informe reviste interés ya que facilita el diseño de la estrategia preventiva, señalando los sectores, las franjas de edad, los tipos de actividad, y numerosas variables que componen una fotografía fiable de la situación laboral actual, en lo que a siniestralidad se refiere. Acercarnos con datos a la realidad social sobre la que queremos intervenir es imperativo, además de que siempre es ventajoso.
En la anterior entrada del blog, reflexionábamos sobre este particular, y los datos que referenciábamos eran los emanados de: “Estadísticas 2023. Alcohol, Tabaco y Drogas Ilegales en España”, del Plan Nacional sobre Drogas (2023).
Y es en este punto en el que se establecen interesantes conclusiones. Los datos de ambos estudios deberían de analizarse conjuntamente, ya que las estadísticas que ofrecen son, no son sólo complementarias, sino tremendamente coherentes entre sí, y nos hacen intuir que probablemente, tras muchos de los 647.495 accidentes registrados con baja, ocurridos durante 2023, pueden estar presentes las drogas de una u otra manera.
Tras muchos de los accidentes registrados con baja ocurridos durante 2023 pueden estar presentes las drogas
La coherencia entre ambos informes radica en que también (al igual que en la siniestralidad) el consumo de drogas en la población laboral es mayor entre los hombres que entre las mujeres, y entre las personas más jóvenes que en las de edad más avanzada.
Asimismo, señalaba el estudio del PNSD, el sector en el que mayor incidencia de consumo de drogas se da, es el de la construcción, hecho coincidente con el informe de accidentes de trabajo.
También, y en este sentido el “Estudio de la situación de drogodependencias en el sector de la construcción” (Fundación Laboral de la Construcción (2019), ya había detectado que en torno al 18% de los trabajadores varones arrojan puntuaciones superiores a 5 en la prueba AUDIT-C, hecho que puede estar señalando consumo de riesgo de alcohol. A su vez destacaba importantes tasas de consumo de cannabis (8.48 de los participantes afirmaba haberlo consumido durante el último mes).
Son bastantes más los hechos, y los informes, que nos permiten establecer hipótesis en torno a la gran coherencia de ambos estudios o, dicho de otro modo, a la relación entre consumo de alcohol y otras drogas y accidentes de trabajo.
Es indispensable que se aborde el objetivo de siniestralidad, sin eludir el impacto que sobre ella tiene el consumo de drogas
Es indispensable que se aborde el objetivo de siniestralidad, sin eludir el impacto que sobre ella tiene el consumo de drogas, ya que sin dicha mirada integradora nos estaremos quedando cojos en el diseño de las acciones preventivas necesarias. No querer reparar en una de sus causas, es condenar al fracaso una estrategia de intervención, que debiera ser lo más completa posible. Desde Proyecto Hombre, hemos constatado que la fuente principal de ingresos de la persona que inicia tratamiento es el trabajo en un 45,9%, y que la mayor parte de los usuarios/as (68.5%), en los últimos tres años anteriores a la realización del cuestionario, ha trabajado en jornadas a tiempo completo (Observatorio Proyecto Hombre sobre el perfil de las personas con problemas de adicción en tratamiento, 2023).
Una realidad que no puede continuar desvinculada de la acción preventiva de las empresas. Es imperativo un enfoque integral, y que tanto empleadores como trabajadores, colaboren estrechamente para mejorar las condiciones de trabajo y fomentar una cultura de prevención. Solo a través de un esfuerzo conjunto y sostenido, e integrando el factor del consumo de drogas en el ámbito laboral, se podrá revertir esta preocupante tendencia y garantizar un entorno laboral más seguro para todas las personas trabajadoras.