Nuevas tecnologías, ¿cómo afectan a nuestra salud?

Autor: Asociación Proyecto Hombre      19/09/2023     

Autoría: Pepa Palacios Rubio y Marta Márquez Bustillo, Asociación Proyecto Hombre

Los últimos 40 años han sido revolucionarios en muchos aspectos de la historia de la humanidad y sin duda la llamada ERA DIGITAL ha sido una de las grandes protagonistas. Las nuevas tecnologías han revolucionado la manera de hacer las cosas, y por lo tanto la manera de organizar y pensar nuestro mundo. También ha modificado radicalmente el escenario del entorno laboral, social, familiar y personal a nivel planetario. En España casi 43 millones de personas pasan una media diaria de 6h y 11 minutos navegando por la red (Informe Global sobre el Entorno Digital 2021, Hootsuite y We). Pero además del tiempo laboral, la tecnología ya ocupa también muchas horas de ocio y de relaciones sociales de nuestras vidas.

Son muchos los procesos cotidianos que se han visto mejorados y optimizados con las nuevas tecnologías. A su vez, también ha favorecido la interconexión de personas, facilitado las relaciones y ha estrechado distancias, etc. Pero su impacto no solo ha sido bondadoso y positivo, existen consecuencias negativas o perversas ligadas a estos avances que bien requieren una significativa reflexión, por ejemplo, ¿cómo nos afecta a nivel de salud física y mental?, ¿estábamos preparados a esta revolución? ¿cómo nos ha afectado?

La generación Z o nativos digitales viven con naturalidad esta realidad, pero las generaciones precedentes, a los que les ha pillado la brecha digital por medio, de una manera u otra sufren cada día, por la falta de capacitación adecuada, las nuevas tecnologías, las cuales tienen un ritmo muy rápido de cambios e imposición.

Pero la brecha digital no es solo generacional, también es económica. Son miles las personas que disponen de terminales para comunicarse pero que apenas saben cómo encenderlos o utilizarlos, como por ejemplo las personas de una edad avanzada o las personas con menor nivel de estudios o que desarrollan trabajos menos cualificados.

Y es en el ámbito laboral donde estas últimas, que normalmente han desarrollado trabajos manuales o mecánicos,  tienen que aprender a utilizar la tecnología a la fuerza, puesto que es imprescindible para el desarrollo del puesto de trabajo o para adaptarse a las exigencias del mercado. Tenemos que tener en cuenta que la expansión de dichas tecnologías ha sido tan rápida en los últimos años (por no hablar solo del gran impulsor de la Covid), que muchos nichos de población han sido literalmente envestidos por estas nuevas formas de relacionarse o de gestionar el día a día. Y eso, de una manera u otra, produce estrés o mejor dicho, TECNOESTRÉS.

A día de hoy podemos hablar de tres grandes tipos de tecnoestrés: la Tecnoadicción (cuyo deseo incontrolable de estar conectado provoca malestar y deterioro en la vida de las personas –a tener muy en cuenta la población adolescente-), la Tecnoansiedad muy unida a la brecha digital (por desconocimiento o falta de habilidad del uso de las tecnologías –a tener en cuenta la generación Baby Boomers nacidos entre 1945 y 1964 y personas de generaciones sucesivas con menor nivel de estudios-) y la Tecnofatiga (cansancio o agotamiento mental provocado por el uso excesivo –a tener en cuenta cualquier generación-).

El tecnoestrés es un concepto psicológico asociado con el uso de nuevas tecnologías cuyos síntomas más comunes son: irritabilidad, ansiedad, aparición de miedos y rechazo a la tecnología. Pero la solución no es evitar o rechazar o no aceptar las tecnologías y los cambios que ello implica. La solución no está en tomar medicación u otras drogas para paliar los síntomas del malestar (recordemos además que la OMS ya nos ha advertido acerca del elevado consumo de psicofármacos –tristemente España se posiciona en este momento en el nº1 a nivel mundial de consumos de psicofármacos), tampoco convertir conductas agradables en conductas compulsivas (videojuegos, juegos de azar)

La solución siempre pasa por saber qué nos ocurre y por qué nos ocurre, para poder luego dar pasos y adaptarnos de manera más armoniosa a las cosas. Porque las tecnologías siguen evolucionando e imponiendo cambios significativos, lo cual conlleva una actualización continua a lo largo de la vida laboral.

Desde el ámbito laboral debemos incorporar y sensibilizar a nuestra plantilla en 4 principios básicos:

  • Sensibilizar acerca de la problemática para ayudar a reconocer los signos del estrés que me provoca la tecnología (como gestiona nuestra vida y quita tiempo de familia y amigos);
  • Formar, educar y habilitar en tecnologías útiles que permitan la capacitación de las personas que componen la plantilla que les permitan realizar las tareas;
  • Impulsar la coeducación de la desconexión digital al interno de las organizaciones (acciones de promoción de estilos de vida saludables o la propia regularización para el ámbito laboral: horarios para interacción con mensajes, tareas fuera del horario laboral, etc.);
  • Buscar soluciones o ayuda psicológica cuando aparecen grados importantes de agotamiento psíquico o ansiedad por estas causas. Y para ello tenemos que saber mirar: permanecer frente al ordenador, por ejemplo, sin saber cómo continuar puede ser un síntoma de la tecnoansiedad.

Por todo ello desde Proyecto Hombre queremos sensibilizar acerca de los riesgos del tecnoestrés, ya que nos está llegando un aumento del número de personas que nos solicitan tratamiento y que tienen asociado el consumo de fármacos u otras drogas al ejercicio de su profesión y al uso de nuevas tecnologías.

Por eso no podemos no querer ver qué le está ocurriendo al interno de las empresas y desde aquí queremos invitar e impulsar el buen uso de dichas tecnologías como un peldaño más en la prevención de adicciones o de distracciones en el trabajo, lo cual redundará positivamente en la promoción de la salud y el bienestar de las personas al interno de las organizaciones.

Recuerda, con la sensibilización y la prevención de consumos y conductas adictivas en el trabajo ganamos todas las partes: personas trabajadoras, equipos, empresa y sociedad en general.

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