Plan integral de Intervención en el ámbito laboral

Autor: Asociación Proyecto Hombre      27/08/2020     

Que en el ámbito laboral hay un uso inadecuado de sustancias adictivas y que está creciendo una relación peligrosa con las nuevas tecnologías, es algo innegable. Por fortuna, cada vez hay mayor conciencia y sensibilidad, tanto por parte de los trabajadores y sus representantes como por parte de la dirección de las empresas.

Pero hay desconocimiento respecto de cómo actuar, de que se puede hacer y que es conveniente hacer de acuerdo con el momento y la realidad. Este desconocimiento a veces supone inacción y otras que se realicen acciones equivocadas.

Las tres formas más habituales de actuar se centran en la negación, la sanción y el paternalismo. Pero hay otra forma de actuar, una que prime la salud, mejore el clima laboral y con él aumente la seguridad y la productividad.

Para iniciar esta forma de actuación hay que conocer la entidad sobre la que se quieren desarrollar la acciones. Una visión lo más completa posible de la cultura que tiene respecto del consumo de sustancias y otras conductas adictivas, así como los factores de protección y los de riesgo que están presentes.

Con este conocimiento se puede diseñar un plan de intervención personalizado, que incremente la eficacia y la eficiencia de este.

La prevención, centrada en la información y la sensibilización, será un paso habitual, aprovechando las vías de comunicación eficaz que existan en la entidad, o creándolas, si es lo más conveniente. Sin comunicación eficaz, no hay sensibilización eficaz.

Sin comunicación eficaz, no hay sensibilización eficaz.

La formación ocupará un lugar importante entre las acciones. Con ella trataremos de incrementar las habilidades de aquellos puestos que están mejor situados en la estructura para convertirse en agentes generadores de salud, fundamental para incrementar la prevención.

La formación también se orientará a acrecentar sus capacidades para intervenir de la forma más adecuada posible en las situaciones de relaciones conflictivas. Facilitando el reconocimiento temprano y con él la intervención. Cuando los daños son menores el pronóstico de recuperación es mucho mayor.

Es fundamental un acuerdo que deje claras las intenciones y que marque los protocolos de actuación en la empresa.

Un documento de verdad consensuado, en el que se confíe y que se use, no hace falta que se sienta acabado ni mucho menos que sea ostentoso. Desde el uso se evidenciarán las mejoras y por lo tanto serán las más adecuadas, nacidas de la experiencia y la necesidad. El asesoramiento de profesionales externos, que aporten conocimientos concretos y capacidad de mediación, es muy conveniente para alcanzar estos acuerdos.

El acuerdo también tendrá que recoger los protocolos a desarrollar cuando una persona de la empresa necesita y pide ayuda para la superación de su problemática.

Esta ayuda a de ser profesional y adaptada a la realidad de la persona demandante de tratamiento.

En la mayoría de los casos no precisará de la interrupción de la actividad laboral, seguirá trabajando y acudiendo al tratamiento de recuperación, si el trabajo es un agente de integración y normalización, no conviene interrumpirlo. Pocos son los casos en los que es conveniente un tiempo de baja, para centrarse con más intensidad en la recuperación.

Promocionar la Salud en el Trabajo, interviniendo de una forma integral sobre el tema de las conductas adictivas no solo es posible, sino que sus beneficios son amplios y extensos.

Mejora de la salud, reducción de bajas, absentismo y siniestralidad, son las más evidentes. Pero también mejora del clima laboral y de las relaciones, además de un incremento del sentimiento de pertenencia y una mejora de la imagen de la entidad e incremento de la productividad.

Invertir en salud, prevenir adicciones, es altamente rentable.

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