Proyecto Hombre, impulsando espacios sociosaludables
Autoría: Pepa Palacios y Ana Aranda Martín. Comisión de Prevención e Intervención Laboral.
Absentismo, estrés, ansiedad, bajas laborales, accidentes laborales, clima laboral, retención del talento, imagen corporativa… Estos y muchos más son los grandes retos a los que se enfrentan diariamente los departamentos de Gestión de Personas, Recursos Humanos o Responsabilidad Corporativa de las organizaciones. Por otra parte, los informes de Mutuas y Medicina del Trabajo nos alertan de valores al alza de los riesgos psicosociales y de los altos costes, tanto económicos como sociales, que estos tienen para la persona que los padece, para las empresas y entidades y para la sociedad en general.
Estamos viviendo una nueva era que representa un cambio de paradigma.
La era digital, que ya lleva más de cuarenta años en marcha, está impulsando una sociedad en constante evolución, y las empresas y organizaciones, como componentes esenciales de esta sociedad, reflejan claramente estos cambios. Uno de los aspectos destacados de esta transformación es el enfoque de la prevención, especialmente en el entorno laboral, que se ha convertido en un terreno fértil para implementar acciones desde adentro. Esto se debe a la uniformidad en la plantilla, los objetivos y metas compartidas y la flexibilidad de horarios, entre otros factores.
La incorporación de la Generación Z al mundo laboral ha hecho temblar los sólidos cimientos de la simple ecuación de retribución económica a cambio de horas de trabajo.
Las nuevas generaciones solicitan algo más que salario económico, piden ese plus actualmente denominado salario emocional. Buscan formar parte de empresas con sensibilidad medioambiental, social, y quieren que las empresas sean sensibles a sus necesidades y que posibiliten conciliar la vida laboral con la vida familiar y la vida social.
Lo cierto es que, en materia de gestión de personas, o se comienza a adaptar la oferta con la demanda o se tendrán grandes dificultades para encontrar mano de obra especializada o para conseguir la retención de talento (tal y como nos están alertando en ciertos sectores de nuestro país, que no consiguen avanzar por falta de personal especializado para cubrir vacantes).
En Proyecto Hombre también hemos tenido que ir dando esas vueltas de tuerca e ir adaptando nuestros tratamientos, ya que nos enfrentamos a un fenómeno muy cambiante como es el de las adicciones.
¿Quién nos iba a decir allá en los años 80 (cuando la heroína era la tercera preocupación de la población española) que a día de hoy estaríamos ofreciendo tratamientos especializados a adicciones sin sustancia o que íbamos a estar trabajando de la mano de las empresas en ofrecer acciones dirigidas a la Promoción de la Salud y el Bienestar de las personas trabajadoras?
Desde los inicios sabíamos que teníamos que embarcamos en prevención con población joven (también aquello en su día fue un tremendo reto) y a día de hoy no podríamos concebir nuestras estructuras sin nuestros programas de prevención universal, selectiva e indicada para adolescentes, ya que son una pieza fundamental de nuestra misión.
Pero la prevención con población adulta la verdad que la hemos afrontado más tarde, aunque si de eso hace ya más de 10 años. Ahí nos decidimos a poner a disposición de la sociedad el conocimiento adquirido a lo largo de todos estos años.
Fue así que nació la Intervención Laboral en Proyecto Hombre. Y sí, es la benjamina de la familia que llegó casi a demanda de las organizaciones que no sabían cómo afrontar el problema cuando se les presentaba al interno de su plantilla ya que no había una legislación clara al respecto de cómo actuar y qué hacer con aquello.
Teníamos conocimiento en materia basado en la evidencia científica sobre adicciones, sobre tratamientos, sobre cómo atender a las personas con problemas de adicción (si eran hombres, mujeres, población joven, etc.), poniendo siempre a la persona en el centro y que ellas fuesen parte de la solución a su problema… ¿Pero de empresas? ¿qué sabíamos de empresas?
Una vez más nos lanzamos, nos organizamos, creamos la Comisión de Intervención Laboral a nivel estatal, buscamos socios en empresas, sindicatos, mutuas que nos ayudaran a entender a que nos enfrentábamos o que necesitaban y en qué podíamos ser útiles. Y sí, nos tuvimos que cambiar de traje, nutrirnos de nuevos conocimientos, aprender un nuevo idioma, probar, fallar, corregir, probar de nuevo, verificar y seguir adelante.
A día de hoy, podemos decir aquella nueva aventura fue muy bonita, y sobre todo muy útil.
Estamos trabajando de la mano con las empresas (generando alianzas) en Promoción de la Salud, en Bienestar, en Detección Precoz de consumos. En definitiva, estamos trabajando en búsqueda de soluciones de ahí lo de sociosaludables.
Porque sí, SOCIO viene de social (todas las personas formamos parte de la sociedad), también de aliado (creamos alianzas con las entidades para conseguir objetivos conjuntos como nos lo marca la Agenda2030 con el ODS17) y empresa saludable según la OMS es la que se implica en reducir los accidentes y el absentismo laboral, la que se preocupa por la motivación laboral de sus personas trabajadoras y que eso redunda en mayores beneficios económicos y sociales para todas las partes. Para ello sin duda hay que implantar medidas o factores de protección para eliminar los factores de riesgo.
Estamos orgullosos/as de decir que en PROYECTO HOMBRE estamos IMPULSANDO ESPACIOS SOCIOSALUDABLES, y que nuestro cometido es hacerlo de la mano de las organizaciones (ODS 17) buscando soluciones conjuntas, impulsando acciones de Salud y bienestar al interno de las organizaciones (ODS 3) como factor de protección al consumo de drogas o conductas potencialmente adictivas.
Nuestro propósito consiste en aportar formación especializada en diversas áreas, a través de acciones de sensibilización que abarcan, campañas de concienciación, sesiones informativas y talleres especializados en detección temprana (ODS 4).
Además, nos enfocamos en soluciones específicas adaptadas tanto a hombres como a mujeres, pues durante casi cuatro décadas hemos observado diferencias en sus patrones de consumo de sustancias, motivaciones y necesidades (ODS 5).
Nuestro enfoque se centra en impulsar planes integrales dentro de las organizaciones, con la intención de mejorar el ambiente laboral, fomentar un sentido de pertenencia a la organización y promover la salud y el bienestar. Este enfoque se traduce en la mejora de las condiciones laborales y la consecución de los objetivos organizacionales (ODS 8). En resumen, estamos comprometidos/as en esta carrera de la vida, como lo dicta la Agenda 2030, a trabajar conjuntamente para encontrar soluciones.
Además, es fundamental recordar que la sostenibilidad no se limita solo a ser respetuoso/a con el medio ambiente, sino que también implica el cuidado de las personas. La sostenibilidad no es una mera tendencia, sino una necesidad imperante en la economía actual. Ya no basta con “qué se hace, sino también con cómo se hace”. Cuidar y apoyar a la plantilla de trabajadores/as no solo es un deber, sino también una necesidad esencial, y, además, es altamente rentable.
En nuestro papel dentro de las organizaciones, nos comprometemos a ser parte de esa cadena de valor que aporta beneficios tanto a nivel social como empresarial.