Redes sociales, riesgos y bondades
Autoría: Marta Márquez Bustillo y Pepa Palacios Rubio, Asociación Proyecto Hombre
A día de hoy ya nadie puede vivir de espaldas a la era digital.
Las generaciones más jóvenes que actualmente se incorporan al mundo laboral son nativos digitales, por lo tanto son esas personas las que empujan a las generaciones precedentes a adaptarse a la nueva realidad. Aun así, el término brecha digital sigue estando de tremenda actualidad y la generación que vivió las olimpiadas del `92, aun sintiéndose jóvenes –porque lo son- nota que la distancia con la generación Z es importante. La palabra «brecha» significa, entre otras cosas, ruptura, algo que separa y que divide.
Y es cierto, algo divide a las dos generaciones, para empezar la manera de relacionarse.
La generación Z vive las redes sociales como su vehículo relacional, como algo normal y real. En cambio, La generación precedente vive las redes sociales como algo anormal, algo artificial, algo impuesto y peligroso, y en vez de vivirlo como un vehículo relacional lo asocian a distancia y soledad o a relaciones “poco verdaderas”. Si esto se vive así en lo personal, en la empresa no es muy diferente.
La realidad es que los ecosistemas laborales actuales están albergando tres generaciones (menores de 30 años, mayores de 60 años y el resto), por no hablar de diferentes nacionalidades, culturas, religiones, pensamientos y maneras de entender la vida.
A este punto, en el trabajo como en la vida tenemos dos opciones, bien mantener esa división o bien sumar, integrar y compartir. Este sin duda es el gran desafío al que se enfrentan las organizaciones: cómo gestionar esa diversidad (y no sólo generacional), cómo aprovechar el potencial de cada una y cómo integrarlo de modo que sume.
Hernández, Posada y Zavala (2013) afirmaron que: “Las redes sociales son estructuras sociales compuestas de grupos de personas, las cuales están conectadas por uno o varios tipos de relaciones, tales como amistad, parentesco, intereses comunes o que comparten conocimientos, e ideas de libre expresión”.
La realidad es que a pesar de que a una cierta edad se miren a las redes sociales como algo frio e irreal, las nuevas generaciones son mucho más inclusivas, permisivas, pluralistas e interconectadas.
Sin duda muchas son las bondades de las redes sociales en el ámbito laboral. Por una parte agilizan el trabajo al interno de las organizaciones en cuanto a facilitar el intercambio de información entre departamentos, sedes e incluso países.
Nadie duda ya de que las redes sociales mejoran la comunicación tanto con las propias personas trabajadoras (esto además puede ayudar a reforzar la percepción de pertenencia a la empresa ofreciendo voz a todas las personas que componen la organización lo cual abre vías de innovación y mejora), como con potenciales clientes o personas beneficiarias (las empresas utilizan las redes sociales para dar a conocer sus noticias, para tener canales de comunicación directa con el exterior que les ayude a entender las preferencias del mercado y para promocionar sus productos y servicios).
Las redes sociales son una buena estrategia de marketing, y a día de hoy, las empresas las utilizan para reforzar su imagen. También facilitan (en tiempo y coste económico) el contacto con otros profesionales, el reclutamiento de talento, etc.
En resumen, las redes sociales son una herramienta facilitadora en muchos aspectos del ámbito laboral.
Pero existe también un lado menos bondadoso de las redes sociales y sobre el que es interesante reflexionar. De un lado está el riesgo de la exposición de ámbitos de la vida privada que pueden incidir en el ámbito laboral. De esta manera la empresa puede disponer de una información personal de quien se postula para un puesto de trabajo que podría utilizar a la hora de la preselección, un ascenso o para generar una reputación.
No debemos olvidarnos que ese conjunto de imágenes, videos, comentarios, audios,… que compartimos por las redes sociales conforman, hoy en día, nuestra imagen, una imagen digital que construye una reputación, reputación digital pero reputación al fin y al cabo.
Otro riesgo de las redes sociales podría ser el uso de las mismas durante la jornada laboral para uso propio.
Por todos es sabido que un uso abusivo y constante de dichas redes puede generar problemas. Si este tipo de prácticas las efectuamos durante el horario laboral estos problemas pueden materializarse en falta de concentración y atención, aumento de fatiga visual, un aumento del estrés y la ansiedad, posturas inadecuadas, conflictos entre personas del equipo debido al incumplimiento de funciones desfavoreciendo el clima laboral. Las consecuencias más comunes que se derivarían podrían ser la no renovación de contrato o la pérdida de empleo, accidentes laborales por distracciones (por ejemplo el uso del móvil o redes sociales durante la conducción de vehículos), así como una disminución de la productividad.
Y tú, ¿utilizas las redes sociales en tu puesto de trabajo? o quizás la pregunta debería ser, ¿utilizas TÚS redes sociales DURANTE las horas de trabajo?
Es cierto que las redes sociales forman parte de nuestro día a día, por eso es importante saber para qué, cómo y cuándo las queremos o debemos utilizar para que estas herramientas sean realmente facilitadoras y de apoyo y no nos generen problemas y consecuencias dolorosas y evitables.
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