Riesgos psicosociales en el ámbito laboral, cuidarlos es avanzar

Autor: Asociación Proyecto Hombre      06/09/2023     

Autoría: David de la Cal García y Ana Álvarez Rodríguez. Asociación Proyecto Hombre

Lo vivido estos últimos años, está claro, que ha marcado el devenir de la humanidad. La trascendencia de la familia, la importancia del contacto con las personas, la gestión del tiempo libre, el valor de la salud en su concepción más amplia (física y mental), la funcionalidad del trabajo, … han tomado otro significado después del 2020. Muchas personas han establecido otro orden en su lista de “Cosas realmente importantes”. Al igual que las personas, las empresas de las que forman parte, también han comenzado a revisar sus prioridades.

El entorno laboral en su conjunto, lleva tiempo asumiendo que una de sus responsabilidades es garantizar la salud y la seguridad de las personas trabajadoras. Conocer y minimizar los factores de riesgo asociados a la tarea, informar a los trabajadores de estos, proporcionar al personal laboral los medios de protección individual y otras medidas de seguridad, es una prioridad para el conjunto de la empresa y así se recoge en la ley 31/1995 del 8 de noviembre sobre Prevención de Riesgos Laborales[1]. Este nivel de conciencia ha propiciado que las personas trabajadoras cuenten hoy con mascarillas para extraer el carbón, con arneses para trabajar en altura, con fajas lumbares para manejar cargas…

Sabemos que el trabajo lleva inherente una serie de riesgos, independientes del tipo de actividad, relacionados con las condiciones de trabajo. Son los que se han denominado Factores de Riesgo Psicosocial. Fue en la década de los 70 cuando se comenzó a hablar de ellos y más concretamente, en la Asamblea Mundial de la Salud celebrada en 1974, donde se destaca la importancia y los efectos de los factores psicosociales en el trabajo sobre la salud de las personas trabajadoras. En 1989, el Consejo de Comunidades Europeas aprueba una directiva en la que se expone que “El empleador está obligado a garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores en todos los aspectos relacionados con el trabajo, incluidos los riesgos psicosociales”[2].

A pesar de estos tempranos comienzos, no es hasta los años 2000 cuando se consigue consensuar qué condiciones del trabajo son susceptibles de convertirse en factores de riesgo y así, en el año 2008, Roozeboom, Houtman y Van den Bossche determinan que lo relacionado con: la organización del trabajo; el contenido y la ejecución de las tareas y, las relaciones interpersonales y los contextos en los que se desarrolla el trabajo, son las variables que conforman los factores de riesgo psicosocial. El entorno laboral asume que, dependiendo de la manera de gestionarlos, estos pueden devenir en un riesgo para la persona trabajadora y para la empresa. Precisamente, a las consecuencias de su mala gestión es lo que se conoce como Riesgos Psicosociales en el entorno laboral.

Los principales Riesgos Psicosociales definidos hasta el momento han sido clasificados de la siguiente manera[3]:

Físico y fisiológico: hipertensión, trastornos gastrointestinales, respiratorios o dermatológicos, trastornos musculoesqueléticos…
Cognitivo: dificultad de concentración, disminución de la capacidad para generar soluciones o déficits de memoria.
Emocional: irritabilidad, desconfianza, ansiedad, estrés, burn-out.
Conductual: adicciones o abuso de sustancias tóxicas y/o adictivas (tabaco, alcohol, fármacos como ansiolíticos, relajantes musculares, etc.), adicción a comportamientos potencialmente adictivos (juego de apuestas, videojuegos), conductas de sueño inadecuadas, uso inadecuado de tecnologías, etc.
Social: aislamiento, conflictos interpersonales o agresiones, violencia, acoso.

Muchas son las empresas interesadas en conocer los factores psicosociales presentes y los riesgos que se hayan derivado. Encuestas como FPSICO (Instituto Nacional de Salud e Higiene en el Trabajo, 1997), ISTAS-21 (versión al castellano del CoPsoQ, 2010), Cuestionario RED/Metodología WONT (Universidad Jaime I de Castellón) … buscan analizar los factores y riesgos psicosociales presentes en la empresa para así hacerles frente.

Para las personas que llevamos tiempo trabajando en adicciones no nos es ajena la manera de intervenir sobre ellos, ésta se divide en 3 niveles y así nos encontramos con[4]:

  • Prevención PRIMARIA o medidas de PREVENCIÓN PSICOSOCIAL: Su objetivo es eliminar o reducir la exposición modificando los factores de riesgo en la empresa, los trabajadores y las trabajadoras y el entorno de trabajo. Pueden dirigirse a disminuir su magnitud (disminuyendo su probabilidad, su concentración) o la duración de la exposición. Es posible que alguno de estos factores no puede eliminarse, como por ejemplo el trabajo nocturno, pero si podrán ser compensados.
  • Prevención SECUNDARIA o medidas de PROTECCIÓN PSICOSOCIAL: serían las estrategias para mejorar la capacidad de respuesta y la capacidad de afrontamiento de las personas ya expuestas. Su objetivo es aumentar los recursos personales (individual o colectivamente) y organizativos. Son acciones que ayudan a enfrentarse a ellos minimizando su impacto. En esta línea irían acciones como la puesta en marcha de estrategias de autocuidado de la persona trabajadora relacionados con una buena higiene mental (respetar rutinas de descanso, respetar tiempos para el ocio, para las relaciones familiares, las relaciones sociales, …), el entrenamiento en habilidades de comunicación, habilidades para la regulación emocional,…
  • Prevención TERCIARIA o medidas de RECUPERACIÓN o de URGENCIA: serían las estrategias de recuperación, de rehabilitación y/o de reincorporación al trabajo en personas que ya presentan efectos negativos o daños. Están dirigidas a proporcionar tratamiento médico y/o psicológico a las personas afectadas.

Todo este camino se ha ido gestando lentamente, pero parece que estamos en el momento adecuado para dar un paso más hacia la generación de entornos laborales que generen salud con mayúsculas. La Inspección de trabajo, en el año 2021, publica un nuevo criterio sobre la actuación frente a los riesgos psicosociales[5].  Además, a mediados de ese mismo año, se publica la primera norma internacional que proporciona orientación práctica sobre la gestión de los riesgos psicosociales y la promoción del bienestar en el trabajo (Norma ISO 45003:2021)[6]

La idea de empresa saludable se va completando y transformando en el concepto de empresa SocioSaludable. Empresa en la que se tiene en cuenta los riesgos propios de la tarea en cuestión, pero también en la que se cuidan todas aquellas condiciones sociales del trabajo que, gestionadas de forma inadecuada, pueden derivar en riesgos para la salud.

Las empresas, hoy en día, no solo deben proporcionar medios de protección individual sino que, además, deben, potenciar los propios recursos de las personas para afrontar los riesgos, como puede ser:  entrenar en técnicas de respiración para manejar el estrés,  ofrecer pautas para gestionar situaciones difíciles, favorecer la existencia de descansos dentro del trabajo, promocionar la comunicación no violenta, prestar atención a las personas que se ven afectadas por algún riesgo psicosocial facilitando su recuperación y cuidando el momento de su reincorporación…


Referencias:

[1] https://www.mites.gob.es/itss/ITSS/ITSS_Descargas/Atencion_ciudadano/Criterios_tecnicos/CT_104_21.pdf

[2] https://www.iso.org/obp/ui/es/#iso:std:iso:45003:ed-1:v1:es

[3] https://www.insst.es/el-instituto-al-dia/directrices-basicas-para-la-gestion-de-los-riesgos-psicosociales-ano-2022

[4] https://www.insst.es/el-instituto-al-dia/directrices-basicas-para-la-gestion-de-los-riesgos-psicosociales-ano-2022

[5] https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=DOUE-L-1989-80648

[6] https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1995-24292


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