Vivir con calor, riesgos del consumo de alcohol en verano

Autor: Asociación Proyecto Hombre      12/06/2023     

Autoría: Fernando Ribas y Ana Álvarez.

El verano conlleva muchos cambios en nuestro ritmo de vida. El aumento de las temperaturas y la disposición de mayor tiempo libre son las principales causas.

Son cambios de los que normalmente disfrutamos, más descanso, ambiente festivo, más tiempo al aire libre, diferentes relaciones sociales. Pero estos cambios también pueden conllevar riesgos si no los gestionamos de formas adecuadas.

Radiación solar y calor

El incremento de la radiación solar y el hecho de que solemos pasar más tiempo al aire libre puede generar varios problemas, como por ejemplo las quemaduras solares, las insolaciones y los golpes de calor.

Hay unas estrategias básicas que nos protegerán eficazmente de estos riesgos:

  • Evitar exponernos al sol en las horas centrales del día.
  • Evitar realizar actividades físicas intensas cuando hace más calor.
  • Usar ropa ligera que nos cubra y cremas con protección solar elevada.
  • Mantenernos hidratados. Con agua.
  • Atender especialmente a menores y personas de avanzada edad, para protegerlos del sol y asegurar su correcta hidratación.

La hidratación hemos de realizarla con agua, nunca con bebidas alcohólicas (aunque tengan pocos grados), ya que el alcohol es diurético y terminaremos perdiendo más líquidos que los que ingerimos. 

En una cultura de alcohol como la nuestra, el calor no ayuda, ya que esas cervecitas frescas de cara a la playa, esas sangrías en la comida, esas copas en unas noches que parece que no tendrán final, etc., normalmente se asocia al propio verano como parte de él. Esto, en principio, no es un problema siempre y cuando usemos tres criterios fundamentales en el consumo de bebidas con alcohol.

  • ¿Cuánto alcohol bebo?

No es lo mismo un quinto que un litro, ni una copa que una botella. Pero además hay que tener en cuenta cuanto alcohol terminamos ingiriendo, y aquí las bebidas con menos contenido alcohólico son las que nos suelen engañar, puesto que su consumo no avisa, no “arañan” la garganta, muchas veces son dulces y suelen estar frescas. Por todo esto hay que ser muy conscientes de cuanto alcohol estamos ingiriendo y no quitarle importancia al consumo de bebidas con pocos grados o que no nos dan la sensación de “fuertes”.

  • ¿Es el momento de beber?

Hay momentos en los que podré beber algo de alcohol y otros en los que no podré hacerlo. Cuando he de conducir, tomar decisiones, realizar acciones con riesgo o manejar maquinaria, acompañar personas que dependerán de mí (menores, ancianos, enfermos, etc..) y un sinfín de momentos en los que beber alcohol incrementará los riesgos y los peligros, porque cualquier consumo de alcohol merma nuestras capacidades.

  • ¿Por qué bebo?

Este es un criterio fundamental y quizás el que menos se conoce. ¿Bebo para celebrar, para compartir, para socializar, por el sabor, …? Son razones que se pueden considerar adecuadas, si respetamos los dos criterios anteriores. Pero beber alcohol, cuando los sentimientos son de enfado, desilusión, depresión o emociones similares, es muy peligroso, y mucho más si bebo en soledad o para evadirme de una realidad que siento que me supera.

Festividad y tiempo libre

Por todas es sabido que las numerosas fiestas, un ambiente más relajado y el calor, propician un mayor consumo de alcohol. Además, no hay un consumo seguro de alcohol puesto que es un tóxico que daña la salud desde la más pequeña cantidad.

Hay que recordar que no hay atajos para superar las resacas y que la manera más eficaz para no sufrirlas es no beber o hacer un consumo de bajo riesgo.

Por otra parte, el ambiente festivo facilita el consumo de otras drogas; el deseo de sentirse parte del grupo lleva a mantener las mismas conductas que la mayoría, lo que suele incrementar el consumo de sustancias peligrosas, incluido el alcohol.

Consumir drogas no es un acto de libertad, puesto que lo primero que se pierde es el control sobre uno/a mismo/a.

Conducción

En vacaciones los desplazamientos en coche aumentan, sea para ir al lugar donde disfrutarlas, en pequeñas escapadas o trasladándose de una fiesta a otra. La conducción y el consumo de alcohol u otras drogas se llevan muy mal, tanto que casi el 50% de las víctimas mortales en accidentes en tráfico en 2021, tenían tasas elevadas de alcohol o presencia de otras drogas[1]. Además, quien menos cuenta se da, de cuanto le ha afectado el consumo, es la persona que está afectada.

Recordemos la importancia de no conducir bajo efecto de ninguna droga (incluida el alcohol) ni montarnos en vehículos cuyos conductores van bajo esos efectos, descansar como mínimo cada dos horas de conducción, hidratarse adecuadamente y evitar las horas de más calor y las de mayor tráfico ya que la mayor parte de los accidentes se producen en viajes cortos y carretas secundarias.

Descanso

El verano también supone cambios en el ritmo de sueño, nos solemos acostar más tarde, hace calor, hay más ruidos y cambiamos nuestras rutinas, por lo que suele ser más difícil un sueño de calidad. Hay quien piensa que la mejor solución es tomar somníferos. Pero no es la mejor decisión.

Somos el país del mundo con mayor consumo de hipnosedantes y los problemas de salud que generan junto a su alta capacidad adictiva es algo a tomarse muy en serio.

Hay una serie de pautas que nos ayudarán a conciliar el sueño mucho más seguras a medio y largo plazo y que además nos ofrecerán un sueño de calidad, reparador.

  • Mantener la habitación fresca cerrándola durante el día.
  • Los ventiladores de techo son más económicos y saludables que el aire acondicionado.
  • Cenas ligeras y distanciadas de la hora de acostarse.
  • Evitar el consumo de alcohol y de estimulantes.
  • El alcohol dificulta una relajación completa y por lo tanto el sueño profundo, incluso puede hacer que nos levantemos a orinar.
  • Los estimulantes retrasaran nuestra introducción en el sueño. La cafeína es el más utilizado, pero no el único.
  • Evitar las siestas si nos cuesta conciliar el sueño durante la noche. En cualquier caso, deben de ser de solo unos minutos.
  • Ayudar a que nuestra actividad se vaya “apagando” poco a poco, entrando en un proceso de relajación que facilite el sueño.
  • Los hipnosedantes (somníferos), tratan el síntoma, pero no la causa de los problemas de sueño. Antes de optar por ellos (siempre con supervisión médica) hay que fortalecer los hábitos que ayudan a tener un sueño natural y reparador.

El verano nos ofrece unas condiciones magníficas para ser disfrutado, no cometamos errores que nos hagan “sufrirlo”, en lugar de “gozarlo”. Cuidarnos debe ser sencillo y fácil de llevar a cabo.

¿Quieres saber más sobre el consumo de alcohol?


[1] https://www.mjusticia.gob.es/es/AreaTematica/DocumentacionPublicaciones/InstListDownload/Hallazgos%20toxicologicos%20en%20victimas%202021.pdf Pag. 13

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